La canciller alemana, Angela Merkel, se reunirá este martes en Berlín con su homólogo tunecino, Youssef Chahed, al que pedirá que deje de bloquear las repatriaciones de sus ciudadanos y ayude a frenar la migración hacia Europa.
El ataque con un camión contra un mercado de Navidad en Berlín el pasado diciembre, donde murieron 12 personas, cometido por el tunecino Anis Amri en nombre del Estado Islámico (EI), ha vuelto a poner estos temas sobre la mesa.
Desde hace meses, Túnez, como Marruecos y Argelia, están acusados de impedir las repatriaciones de sus ciudadanos, especialmente si están vinculados al movimiento salafista.
El caso de Anis Amri refleja bien esta situación ya que Túnez negó durante meses que se tratara de uno de sus ciudadanos, a pesar de que Berlín lo había identificado como tal, clasificándolo de “peligroso”.
Instalar campamentos en Túnez
“Vamos a hablar de cómo podemos hacer (…) para que las cosas vayan más rápido, especialmente cuando se trata de individuos clasificados como peligrosos“, dijo el sábado Merkel, calificando al mismo tiempo de “positiva” la actitud de Túnez desde el atentado.
Pero la canciller tiene la intención de ir más lejos. Este martes, en Berlín, tiene previsto abordar con su homólogo, Youssef Chahed, la creación en Túnez de campamentos para migrantes rescatados durante su travesía por el Mediterráneo. Esto impediría que llegasen a Europa.
“Tenemos que hablar, tranquila y respetuosamente, de las posibilidades que existen en este ámbito“, afirmó.
“Túnez es una democracia joven, no creo que pueda funcionar y no tenemos capacidad para tener campos de refugiados. Hay que encontrar una solución con Libia”, donde los traficantes aprovechan el caos y la ausencia de un estado eficaz, dijo por su parte Chahed.
Este asunto se ha vuelto espinoso para la canciller, cuya política de acogida de los migrantes en 2015 es blanco de críticas incluso por parte de su bando conservador, en un año electoral crucial.
El partido derechista antiislam Alternativa para Alemania (AfD) ha aprovechado esta situación para consolidarse en el paisaje político, acusando a Merkel de haber puesto en peligro al país.
No es la primera vez que Berlín se exaspera por las reticencias de los países del Magreb.
Hace un año, Alemania denunció la lentitud de las repatriaciones después de que la policía estableciera que la mayor parte de los autores de las agresiones sexuales cometidas en Nochevieja eran ciudadanos de los países del norte de África en situación irregular.
Se tiene que tener en cuenta además que, según las estadísticas, tunecinos, argelinos y marroquíes solo obtienen el estatuto de refugiado en Alemania en un 0,8%, 2,7% y 3,5% de los casos, respectivamente.
Es un tema sin embargo delicado en Túnez, un país gangrenado por el desempleo de los jóvenes, donde muchas familias viven de los recursos enviados por sus allegados instalados en Europa.
Túnez, ‘proyecto de esperanza’
A finales de 2016, tras la polémica sobre Anis Amri, las manifestaciones se multiplicaron en Túnez contra el regreso de yihadistas tunecinos.
Con cerca de 5.500 tunecinos en las filas de organizaciones como el EI, principalmente en Irak y Siria, Túnez es uno de los principales países donde estos grupos reclutan a sus combatientes.
Su regreso podría ser desastroso para un país que ha conseguido, pese a la crisis económica y a los reiterados atentados, preservar su estabilidad y sus progresos democráticos para convertirse en el único superviviente de la Primavera Árabe.
La canciller así lo ha reconocido y ha señalado que este país es un “proyecto de esperanza” en el mundo árabe.
Al prometer apoyar Túnez en su política de desarrollo y de inversiones, Merkel parece rechazar la propuesta de otros responsables que defienden condicionar la ayuda al país en función de sus avances en materia migratoria.