Tanto las sociedades de Estados Unidos como del Reino Unido continúan conmocionadas a medida que avanza el juicio contra Alexander McCartney, un acosador digital que terminó provocando el suicidio de una niña y de su padre.
La devastadora historia capturó la atención del público internacional, revelando las terribles consecuencias de los delitos cometidos en el mundo digital.
Cimarron Thomas, una pequeña estadounidense de 12 años, se quitó la vida con el arma de su papá tras ser víctima de chantaje por parte de McCartney, un estudiante de informática británico.
La práctica es conocida como “catfishing”, un anglicismo que no tiene traducción pero que implica el robo de identidad para cometer delitos online.
Como consecuencia, el padre de la nena tomó el mismo camino al no soportar la culpa.
El caso de Alexander McCartney
McCartney, de 26 años, operaba su actividad delictiva desde su dormitorio en Irlanda del Norte. Así fue como se hizo pasar por una adolescente llamada “Sarah” para establecer contacto con Cimarron.
A través de mensajes, logró crear una relación de confianza, halagándola y motivándola a compartir fotos íntimas.
Según el fiscal David McDowell, McCartney “se acercó a Cimarron con una serie de piropos, lo que la llevó a sentirse cómoda compartiendo imágenes de su cuerpo”.
Una vez que la nena le envió una foto de su torso desnudo, la dinámica cambió drásticamente. McCartney reveló su verdadera identidad y comenzó a chantajearla, amenazando con enviar las fotos a su padre si no cumplía con sus demandas.
“Ella le suplicó que la dejara en paz, pero él continuó exigiendo más”, recordó McDowell en el tribunal. Cimarron se negó y dijo que preferiría suicidarse, mientras McCartney lanzaba cruelmente una cuenta regresiva y le decía: “adiós y buena suerte”.
En un momento de desesperación, el 14 de agosto de 2018 Cimarron tomó la decisión de quitarse la vida utilizando un arma que pertenecía a su padre. Su hermana menor fue quien escuchó el disparo y la encontró en el suelo. “Pensé que era un globo estallando”, comentó la niña, recordando el horror de ese día.
La incertidumbre, en tanto, reinó en la familia hasta que la policía encontró el chat en línea entre McCartney y Cimarron en su computadora en 2021. Desde entonces, la Justicia apresó a McCartney, cuya identidad se mantuvo reservada hasta el momento.
El hombre de 26 años se declaró culpable del homicidio de la niña y se enfrenta a cadena perpetua cuando sea sentenciado la próxima semana.
Muerte del padre de la pequeña
La revelación de las interacciones en línea fue un golpe devastador para la familia, que desconocía el sufrimiento que la niña había soportado durante el tiempo que duró el acoso. La tragedia no se detuvo con la muerte de la nena.
Ben, su padre, un exveterano del ejército de Estados Unidos, se sintió abrumado por la culpa. Amigos cercanos compartieron que Ben, que tenía 40 años, “perdió la voluntad de vivir” después de la muerte de su hija.
“La culpa lo consumió. Siempre pensó que debería haber protegido a su hija mejor”, dijo uno de sus amigos, citado por el portal británico DailyMail. Solo 18 meses después, el hombre también tomó la trágica decisión de quitarse la vida, dejando a la familia aún más devastada.
En tanto, la indignación y el dolor de la familia Thomas fueron evidentes durante el juicio de McCartney. Un tío de la víctima expresó: “Ese hombre ha destrozado a la familia. Debería haber sido acusado de asesinato. No entiendo cómo puede estar tan tranquilo después de lo que ha hecho”.