Estados Unidos se prepara militarmente para apoyar a Taiwán ante una eventual invasión de China, en un entuerto que sin duda marcará la carrera presidencial que culminará con las elecciones de este año. En ese sentido, las posturas sobre la isla de Joe Biden y Donald Trump, los dos candidatos con más probabilidades de ganar, generan expectación en el plano internacional.
China ha dejado en claro sus planes sobre Taiwán, isla que considera parte de su territorio pero que no gobierna. El temor por una eventual escalada que culmine en una invasión mantiene atento a Washington, en donde siguen de cerca lo que ocurre en esta zona de Asia.
Tal como detalla Reuters, esto ha llevado a actualizar su red logística para actuar ante un conflicto bélico, entrenando desembarcos anfibios, combates terrestres y operaciones aéreas. Lo que pueda ordenar el presidente chino, Xi Jinping, al ejército chino es un tema de alerta.
Fuentes de la citada agencia aseguran que Estados Unidos quiere extender sus centros de logística militar por toda la región, incluidos almacenes en Australia, debido a las conclusiones a las que ha llegado EE.UU.
Y es que según sus cálculos, en una eventual invasión, China intentaría atacar los suministros de combustible para aviones o los barcos de reabastecimiento de combustible. Así podría paralizar el poder aéreo y marítimo norteamericano sin la necesidad de enfrentarse a aviones de combate o hundir buques de guerra de superficie de EE.UU.
Funcionarios y expertos estadounidenses explican que canalizar la logística para suministrar artillería y equipos en apoyo a Taiwán sería considerablemente más difícil que lo que resulta hacerlo, por ejemplo, con Ucrania.
Un alto funcionario militar aseveró a Reuters, bajo condición de anonimato, que el suministro de municiones lidera la lista de prioridades en el Indo-Pacífico, seguidos por el combustible, los alimentos y las piezas de repuesto para equipos.
“Si nos quedamos sin cosas para disparar… eso va a ser un problema inmediato”, aseveró la fuente. Por su parte, Becca Wasser, del think tank Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense (CNAS), sostiene que en una eventual invasión China “atacará deliberadamente algunos de los nodos logísticos para dificultar que Estados Unidos mantenga las operaciones en el Indo-Pacífico”.
Esto ha llevado al ejército norteamericano a buscar lugares, como Australia, para emplearlos como centros de almacenamiento de equipo.
Biden y Trump respecto a Taiwán
Durante su mandato Joe Biden ha dejado en claro su postura sobre Taiwán. Al respecto, ha dejado en claro que el personal militar estadounidense defendería a la isla si los militares chinos lanzaran una invasión, reiterando esta promesa en diferentes momentos.
Pese a que respeta la política de “Una China”, el compromiso de defender a los taiwaneses en caso de ataque ha generado tensiones con Beijing a través de un programa reservado para Estados soberanos.
“De acuerdo con la Ley de Relaciones con Taiwán y nuestra política de una sola China, que no ha cambiado, Estados Unidos pone a disposición de Taiwán los artículos y servicios de defensa necesarios para permitirle mantener una capacidad de autodefensa suficiente”, dijo un portavoz del Departamento de Estado, de acuerdo a Europa Press.
“Estados Unidos muestra un interés permanente en la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán, lo cual es fundamental para la seguridad y la prosperidad regional y global”, añadió.
En septiembre de 2022, Biden confirmó que EE.UU defendería a Taiwán si los militares chinos la invadían. Tal como recoge Deutsche Welle, ante la pregunta de si las tropas estadounidenses defenderían la isla, Biden dijo que “sí”, en caso de “un ataque sin precedentes”.
Medios internacionales como CNN remarcan que esta posición contrasta con la antigua política de ambigüedad estratégica de EE.UU respecto a Taiwán, que evitaba clarificar si Estados Unidos intervendría en caso de conflictos en la zona.
En el caso del candidato republicano, también ha generado ciertas tensiones con China. Esto, luego que en diciembre de 2016, poco antes de asumir, mantuvo una conversación telefónica directa con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen. BBC enfatiza que de esta manera, quebró con la política estadounidense establecida en 1979, cuando ambos países rompieron relaciones formales.
Para sorpresa de nadie, esto desató una gran molestia en China, llevando al ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, a presentar un reclamo formal en Washington. La advertencia de Yi fue clara: EE.UU debía manejar el tema de Taiwán “cautelosa, apropiadamente” si quiere “evitar toda perturbación innecesaria de las relaciones chino-estadounidenses”.
En 2018, ya como presidente en funciones, Trump firmó la Ley de Viajes a Taiwán, permitiendo a funcionarios estadounidenses viajar a Taiwán y reunirse con sus pares locales, lo cual nuevamente provocó enojo en China.
A pesar de estas acciones, Trump no abandonó completamente la política de “Una China,” pero sí mostró una mayor flexibilidad en la interpretación de ésta
CNN añade que si bien como presidente, Trump apoyó a Taiwán de numerosas maneras, hay algunos indicios de que podría volver a una posición estratégicamente más ambigua.
De hecho, hace un tiempo Trump se quejó en Fox News de que Taiwán “se quedó con todo nuestro negocio de chips”, refiriéndose a los semiconductores.
En esa ocasión, cuando se le preguntó cómo EE.UU debería defender a Taiwán en caso de una acción china contra la isla, el magnate no dio una respuesta directa.
“Si respondo esa pregunta, me pondré en una muy mala posición para negociar”, mencionó.