Payton Gendron, el supremacista blanco que asesinó a 10 personas negras en un supermercado de Búfalo en Nueva York, fue sentenciado ayer a cadena perpetua por diversos cargos, pero aún espera el veredicto de otros 27 delitos.
Recordemos que el joven de 19 años abrió fuego indiscriminadamente en una tienda de un barrio de mayoría negra y publicó el ataque en un directo en redes sociales, ya se declaró culpable en noviembre de diversos cargos, entre los que se encuentran terrorismo, crimen de odio y asesinato.
Durante el juicio, Gendron reconoció su culpabilidad y pidió perdón a las víctimas, asegurando que hizo algo “terrible” aquel día, mientras que, por su parte, se vivieron momentos de tensión cuando algunos de los familiares recordaron a sus seres queridos.
“No puede haber piedad para usted, ni comprensión, ni segundas oportunidades. El daño que ha causado es demasiado grande”, dijo a Gendron la jueza de la corte del condado de Erie, Susan Eagan, al dictar la cadena perpetua.
Payton Grendon reconoce que disparó por motivos racistas
“Disparé y maté gente porque eran negros. Mirando hacia atrás, ahora no puedo creer lo que hice. Creí lo que leí en Internet y actué con odio. Ahora no puedo retractarme, pero desearía poder hacerlo”, dijo Gendron durante la sesión, según la cadena NBC News.
“No puedo decir cuánto lamento todas las decisiones que me llevaron a hacer algo terrible el 14 de mayo. Yo creía en cosas que leía en línea y actuaba por odio racista”, pero “no quiero ser una inspiración para nadie”, agregó.
Durante la audiencia, tuvo que ser escoltado fuera de la corte cuando un hombre se abalanzó sobre él.
“Quiero estrangularte”, le gritó Barbara Massey Mapps, cuya hermana Katherine fue acribillada a balazos por el acusado.
“Estamos aquí para decirte que has fallado”
Por su parte, un superviviente del ataque, Christopher Braden, quien recibió un disparo en la pierna, afirmó durante la sesión que tiene trastorno de estrés postraumático, que tuvo que enfrentar cuatro cirugías por sus heridas y que las acciones del tirador “le cambiaron la vida”.
Kimberly Salter, quien perdió a su esposo Aaron, un guardia de seguridad del supermercado atacado, llegó a la audiencia vestida de rojo y negro, “los colores del derramamiento de sangre” y de “nuestro luto”.
“Todos conocemos el odio y los motivos de tu crimen racista, pero estamos aquí para decirte que has fallado”, dijo dirigiéndose al acusado Simone Crawley, cuya abuela, Ruth Whitfield, murió mientras hacía compras. “A pesar de nuestras heridas, no dejaremos que ganes esta guerra”.
Payton Gendron arriesga pena de muerte
Gendron también enfrenta 27 cargos federales que incluyen asesinato, disparar un arma de fuego y crímenes de odio.
Si es declarado culpable, se enfrenta otra sentencia máxima de cadena perpetua o a la pena de muerte.
El joven llegó a las 14.30 horas (hora local) al aparcamiento del supermercado. Tras bajarse del vehículo, “muy fuertemente armado”, con equipo táctico, y empezar a transmitir en directo, disparó contra cuatro personas que se encontraban en los aledaños de su coche.
Después de este primer tiroteo, el joven se adentró en el supermercado y logró abatir a un guardia de seguridad para luego continuar disparando en el interior a otras trece personas, once de las cuales eran negras, consignó Perfil.
Gendron es partidario de la teoría de la conspiración conocida como ‘el gran reemplazo’ por la cual se afirma que las élites políticas utilizan la migración para reducir a la población blanca, según pudo constatar la Policía de Búfalo, que compartió una carta de 180 páginas escrita por él.
En sus mensajes y en un manifiesto racista, supremacista y conspirativo que se le atribuye, el joven había escrito varios meses antes de la masacre que quería matar a personas negras y que estaba apuntando a un barrio pobre y aislado de Buffalo por su alta proporción de afroestadounidenses.
La carnicería conmocionó a Estados Unidos, pero diez días después, otra masacre con rifle semiautomático perpetrada por un joven de 18 años acabó con la vida 19 niños y dos maestros de una escuela de Uvalde, Texas.
Estos asesinatos, cuya lista siguió creciendo desde entonces, reavivaron el debate recurrente sobre la falta de regulación de las armas de fuego en Estados Unidos.
Desde el 1 de enero, el sitio Gun Violence Archive ya dio cuenta de seis ataques armados que han dejado al menos cuatro muertos, y de 71 tiroteos, con un saldo de al menos cuatro heridos.