A sus 76 años, Donald Trump podría haber optado por escribir otro libro de memorias o dedicarse a su deporte favorito, el golf. Pero después de perder las presidenciales de 2020, prefirió hacer campaña para las elecciones de medio mandato y poner a prueba su influencia.
El republicano ha apoyado a antiabortistas, defensores de la teoría de que le robaron las elecciones presidenciales e incluso recién llegados a la política.
Pero estos polémicos candidatos al Senado afrontan dificultades y muchos republicanos apuntan el dedo acusador hacia el expresidente.
“Donald Trump no está en ninguna boleta electoral en 2022, pero su futuro político sí”, escribió en un blog John Hudack, del centro de estudios Brookings Institution.
El plan de Trump para remodelar el Partido Republicano a su imagen a través de estos comicios “lo convertirá en un perdedor o en el líder de la política partidista en los próximos años”, considera Hudack.
Se considera que varios de los candidatos apoyados por Trump para las primarias socavan las alternativas convencionales con más chance de ganar y desperdician potencialmente victorias fáciles en campos de batalla clave contra los demócratas.
Entre sus elecciones controvertidas figuran Mehmet Oz, un famoso médico de Pensilvania, y J.D. Vance en Ohio, un inversionista de riesgo que ha pasado la mayor parte de su vida adulta en Silicon Valley. Ambos son señalados como de no tener contacto con la realidad y son propensos a los desatinos retóricos.
En Georgia, apoya a la ex estrella del fútbol americano Herschel Walker, acusado de violencia doméstica.
“Poco que ganar”
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien necesita solo un escaño para arrebatarle la cámara alta a los demócratas, ha insinuado que considera problemática la “calidad de los candidatos”.
Si “los candidatos al Senado como Walker, Oz, Vance (…) acaban perdiendo” y los demócratas siguen teniendo la mayoría en el Senado, “se culpará en gran medida a Trump”, zanja Hudack.
Una mala noche electoral para los candidatos de Donald Trump beneficiaría a sus potenciales rivales republicanos para la carrera presidencial de 2024, entre los que podrían figurar Liz Cheney, copresidenta del comité parlamentario que investiga la responsabilidad del magnate en el asalto al Capitolio del 6 de enero; el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y el exvicepresidente Mike Pence.
Y figuras como el exsecretario de Estado Mike Pompeo podrían sentirse tentadas por los malos resultados del 8 de noviembre.
Para David Greenberg, profesor en la Universidad de Rutgers, el expresidente tiene “poco que ganar” con las elecciones de medio término.
Pero “tiene mucho que perder porque si sus candidatos fracasan, se verá que ha perdido su magia”, dijo Greenberg a la Agence France-Presse.
“Algunos votantes de las primarias en 2024 podrían pensárselo dos veces antes de respaldarlo nuevamente, especialmente si se presenta una alternativa popular como DeSantis”.
Pero nada está decidido y no se descarta que los candidatos de Trump se impongan en las urnas.
“El líder indiscutible”
En cualquier caso los analistas señalan que gran parte de la base del expresidente presta poca atención al Senado y a los cálculos políticos de Washington.
“A pesar de perder la reelección, dos juicios políticos, casi una docena de investigaciones penales graves e innumerables escándalos que habrían hundido hace mucho tiempo a la mayoría de los otros políticos, Trump sigue siendo el líder indiscutible del Partido Republicano”, afirma el politólogo Nicholas Creel.
“El apoyo a Trump dentro del Partido Republicano es demasiado resistente para verse dañado por un mal resultado” en noviembre, defiende.
Otros observadores, sin embargo, estiman que los problemas legales del magnate, incluido el escándalo por su mal manejo de documentos gubernamentales clasificados, son un lastre para sus planes políticos e influyen en las elecciones de medio mandato.
Según la analista geopolítica Irina Tsukerman, se percibe a Trump cada vez más como una “carga política” incapaz de ganar elecciones presidenciales en el futuro, incluso contra un demócrata débil.
“En general, parece que se le desaconsejará encarecidamente postularse en 2024, lo que quizás no haga por sus propios motivos, como evitar la vergüenza y quedarse con el dinero que está recaudando actualmente”, dijo a la Agencia AFP.
La oficina de Trump no respondió a una solicitud de comentarios.