El presidente estadounidense, Joe Biden, advirtió este lunes que una anexión “por la fuerza” de Taiwán por parte de China conllevaría una intervención militar de EEUU, mientras que Japón se comprometió a ampliar sus capacidades defensivas ante el aumento de las tensiones regionales.
Consultado durante una rueda de prensa en Tokio sobre si EEUU ayudaría a Taiwán si es atacado por Pekín, el mandatario de la Casa Blanca respondió un tajante y directo: “Sí. Ese es el compromiso que asumimos”.
“Estados Unidos se ha comprometido a apoyar la postura de ‘una sola China’, pero eso no significa que China tenga la jurisdicción de usar la fuerza para tomar Taiwán”, señaló el mandatario desde la sala del Palacio de invitados de Estado de Akasaka en la que compareció hoy junto al primer ministro japonés, Fumio Kishida.
Pese a la contundencia del mensaje, sus comentarios más rotundos a este respecto y que se salen de la ambigüedad esgrimida hasta ahora por la Administración estadounidense, Biden dijo que espera que ni este escenario ni un intento semejante se produzcan.
Biden puso sanciones a Rusia como ejemplo
El líder estadounidense destacó la importancia de mantener la estabilidad en el Indopacífico y afirmó que China “ya está flirteando con el peligro de volar muy bajo y con otras maniobras” en torno a Taiwán, que Pekín considera una parte inherente de su territorio.
Biden comparó una hipotética invasión de la isla con la agresión de Rusia a Ucrania, y se refirió a las sanciones impuestas a Moscú por numerosos países y a “las señales que esto envía a China”.
Las medidas punitivas deben “dejar claro que ese tipo de acciones tendrán una condena a muy largo plazo”, dijo el inquilino del Despacho Oval.
El primer ministro Kishida señaló, por su parte, que cualquier intento de cambiar el “statu quo” unilateralmente “es inaceptable”, y abogó por fortalecer sus capacidades persuasivas propias y a través de la alianza bilateral.
La visita de Biden a Japón, dijo Kishida, “demuestra que cualquiera que sea la situación, EEUU seguirá fortaleciendo su compromiso con la región Indopacífico”.
El jefe del Ejecutivo nipón le trasladó a su homólogo su voluntad de “aumentar las capacidades y el presupuesto nacional de Defensa”, y de abrir el debate para ampliar las competencias militares de Japón “para poder atacar bases enemigas de forma preventiva”.
Kishida también señaló que Biden le transmitió su apoyo “para que Japón se convierta en miembro permanente del Consejo de Seguridad” de Naciones Unidas (ONU) y abogó por una reforma de la organización.
China respondió duramente a Biden
Pocas horas después de los comentarios del presidente Biden, Pekín reaccionó con dureza al señalar que tomará “medidas firmes para salvaguardar su soberanía e intereses de seguridad” y subrayar que la cuestión de Taiwán “es un asunto puramente interno de China” ante el que “ninguna fuerza externa puede interferir”.
China “no tiene ningún margen para el compromiso en esta cuestión, y nadie debería subestimar la determinación del pueblo chino para salvaguardar su soberanía e integridad territorial”, afirmó el portavoz de Exteriores, Wang Wenbin, en rueda de prensa.
La isla es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y Estados Unidos, debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de conflicto bélico con China, según consta en el Acta de Relaciones de Taiwán de 1979.
El texto adoptado por Washington, tras romper los lazos diplomáticos con Taipéi y establecerlos con Pekín, compromete a Washington con la defensa de la isla, aunque no deja claro si la potencia norteamericana intervendría en caso de ataque chino sobre el territorio gobernado de forma autónoma desde 1949.
La muestra de unidad de Estados Unidos y Japón
Las referencias a Taiwán, que subieron de tono con el transcurso de la rueda de prensa, eclipsaron otro de los puntos centrales de la visita de Biden a Japón, el lanzamiento hoy del llamado Marco Económico del Indopacífico (IPEF), un nuevo esquema de cooperación económica regional promovido por Washington y también concebido para contrarrestar la influencia creciente de China.
Los jefes de Gobierno de Japón y EE.UU. cerraron filas ante lo que definieron como actividades cada “vez más coercitivas de China”, en su condena a Rusia y frente al desarrollo armamentístico de Corea del Norte, otra de las principales amenazas regionales.
Tras su reunión y comparecencia, Biden se reunió con un grupo de familiares de los secuestrados por Pionyang décadas atrás para que ejercieran como intérpretes y profesores de japonés a los espías del régimen. Este sigue siendo uno de los puntos que obstaculizan la normalización de las relaciones con Tokio.
Se espera que las tensiones en el Indopacífico salgan a relucir nuevamente este martes durante la segunda cumbre presencial de líderes del denominado Quad, el foro estratégico de seguridad conformado por EE.UU., Japón, India y Australia, que tendrá lugar en la capital japonesa.