Las autoridades de Nueva York confirmaron la detención este miércoles del presunto autor del tiroteo de ayer en una estación de metro, identificado como Frank James y quien se arriesga a una condena a cadena perpetua de ser hallado culpable.
James fue arrestado poco después del mediodía en la zona sur de Manhattan, concretamente en el barrio del East Village, entre la Primera Avenida y Saint Mark Place, informó la Policía neoyorquina
Antes de que la Policía tomara la palabra, el alcalde Eric Adams -confinado en su casa por covid-19- se conectó por Zoom y proclamó: “Lo tenemos. Lo tenemos”.
El sujeto, que no opuso resistencia, se arriesga a una condena a cadena perpetua por efectuar un ataque armado de tipo terrorista en un medio público de transporte, explicó por su parte el fiscal general de Nueva York, Breon Peace.
Frank James adquirió la pistola con la que efectuó los disparos en 2011 en Ohio, aclaró la Policía.
Con esa arma efectuó ayer 33 disparos e hirió de bala a diez personas, disparadas aparentemente al azar, hasta que el arma se encasquilló y abandonó el lugar.
Tiroteo en Nueva York
James, que era muy activo en YouTube donde tenía un canal en el que difundía sus teorías conspirativas y de odio racial, estuvo fuera del radar durante treinta horas -pese a difundirse su imagen ayer por la tarde en todo el país-.
Cientos de policías de Nueva York, federales y hasta de las unidades antiterroristas buscaron a James activamente en Brooklyn y Manhattan tras el ataque.
El individuo, de 62 años (aunque él afirma tener 63) ya había sido arrestado en nueve ocasiones en Nueva York entre 1992 y 1998 y otras tres veces en la vecina Nueva Jersey, aunque la Policía federal (FBI) negó tenerlo entre sus ficheros de sospechosos.
No hay hasta el momento ninguna señal sobre los motivos que llevaron a James a efectuar ese atentado, aunque en un video que había grabado recientemente dejó dicho que estaba “lleno de odio y lleno de rabia”.
Al parecer, y según recogen hoy varios medios, James padeció algún tipo de enfermedad mental que lo mantuvo internado en centros médicos especializados, una experiencia que él calificó posteriormente de “terrorífica”.