Estados Unidos y China alcanzaron nuevos niveles de enfrentamiento en 2021, con políticas comerciales, diplomáticas y de defensa marcadas por la creciente sospecha mutua y el antagonismo.
Es probable que esta tendencia continúe en 2022. En los Estados Unidos, demócratas y republicanos se encuentran profundamente divididos rumbo a las elecciones intermedias. Pero ambas partes parecen concordar en un aspecto: no hay margen para la suavidad respecto a China.
En Pekín, por su parte, el presidente Xi Jinping se prepara para consolidar aún más su poder durante el congreso del Partido Comunista Chino, a realizarse en octubre. El partido dice apoyar totalmente la dura línea política de Xi.
Comienzo helado
Los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín presagian un comienzo difícil para 2022. Estados Unidos ya ha dicho que no enviará funcionarios gubernamentales, y Reino Unido y Australia se han sumado al boicot diplomático de Washington. China, en respuesta, prometió “consecuencias” no especificadas.
Es probable que las tensiones aumenten a medida que se acerque febrero, con Estados Unidos utilizando los juegos y el boicot para llamar la atención sobre la represión de China contra la minoría musulmana uigur.
En Hong Kong, la presión continua de Pekín sobre las libertades civiles también tiende a continuar en 2022, a medida que más y más activistas a favor de la democracia son encarcelados bajo una ley de seguridad nacional que se implementó en 2020.
“Esta tensión entre China y Estados Unidos continuará en 2022, incluso en las áreas de derechos humanos, geopolítica y seguridad”, indica a la Deutsche Welle Wu Qiang, comentarista político independiente radicado en Pekín.
Taiwán 2022
Mientras Pekín socava la autonomía especial para Hong Kong, la cautelosa Taiwán observa cómo aviones militares chinos han realizado en los últimos meses cientos de incursiones en su zona aérea de defensa.
En 2021, Estados Unidos enfureció a Pekín al enviar delegaciones no oficiales de legisladores a Taiwán, y expresar su apoyo al gobierno del presidente Tsai Ing-wen.
Con Xi, Pekín sigue una política de “reunión” de Taiwán con la China continental. Se puede esperar que en 2022 continúe oponiéndose a los intentos de reconocimiento diplomático de Taiwán.
La posibilidad de una invasión militar china se considera el potencial más peligroso de conflicto armado entre Estados Unidos y China. Sin embargo, mientras el Partido Comunista se prepara para su gran evento de octubre, es más probable que acabe optando por la estabilidad antes que por el ruido de sables.
“El riesgo de un ataque de la República Popular China a Taiwán antes del 20º Congreso del Partido Comunista, en el otoño de 2022, es muy bajo”, afirma a DW Bonnie Glaser, directora del Programa para Asia del German Marshall Fund.
“Es poco probable que Xi Jinping asuma un riesgo que pudiera poner en peligro la obtención de un tercer mandato de cinco años en el poder”, señala Glaser.
Desacoplamiento tecnológico
La ciberseguridad será el otro gran problema bilateral de cara al futuro. En 2021, Estados Unidos acusó a China de patrocinar ataques cibernéticos masivos. Washington también se ha opuesto al despliegue global de tecnología de comunicaciones china de próxima generación.
Es probable que el impulso de EE.UU. para aislar la tecnología china del resto del mundo continúe en 2022, y Washington dificultará que empresas chinas adquieran hardware crítico fabricado en territorio estadounidense.
“Estados Unidos recién está comenzando a implementar restricciones más estrictas sobre la transferencia de tecnología a China, y se tomarán más medidas en 2022”, dijo Glaser.
Expansión y desaceleración
Se espera que la expansión económica de China se desacelere en 2022, y algunas estimaciones sugieren que el crecimiento podría ser solo del 5% el próximo año. Algunos analistas dicen que esto podría proporcionar un incentivo para que Pekín negocie con EE.UU. para suavizar barreras comerciales de la era Trump.
En noviembre, Biden y Xi realizaron una teleconferencia durante la cual ambos líderes se comprometieron a gestionar la competencia en el futuro. Pero los observadores siguen siendo escépticos sobre la perspectiva de que los dos países trabajen juntos para resolver amistosamente sus diferencias.
“A medida que cambia el poder económico entre los dos países, China está ahora más cerca de Estados Unidos que nunca en términos de fortaleza económica. Por lo tanto, la relación bilateral será más de competencia que de cooperación”.