El presidente de EE.UU., Joe Biden, acogerá el jueves el arranque de la Cumbre por la Democracia, un evento virtual con el que busca fortalecer la democracia frente al autoritarismo y promover los derechos humanos y que cuenta con destacadas ausencias como China y Rusia.
Tampoco están invitados países europeos como Polonia y Hungría, así como miembros de la OTAN como Turquía.
En Latinoamérica, lo más destacable es la ausencia de El Salvador, Guatemala y Honduras, países considerados claves por Washington para confrontar el masivo flujo migratorio hacia EE.UU. Sí están invitados Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, México, Ecuador, República Dominicana, Perú, Paraguay y Uruguay, entre otros.
El presidente estadounidense celebra el jueves y el viernes una Cumbre por la Democracia virtual a la que ha invitado a más de 100 gobiernos. Sin embargo, no participaran ocho países latinoamericanos: Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia, El Salvador, Honduras, Guatemala y Haití.
Fuera de la región, fueron omitidos países como China, Rusia, Hungría, Turquía, Egipto, Irán, Arabia Saudí, Bangladés, Marruecos y Corea del Norte.
Una cumbre para enfrentar los autoritarismos que amenazan los valores democráticos, así concibe Washington la esencia de esta cumbre virtual. Además de 100 gobiernos, también fueron invitados destacados activistas, periodistas, líderes del sector privado y otros miembros de la sociedad civil.
La idea es que sirva de plataforma para que los líderes “anuncien nuevos compromisos, reformas e iniciativas” de acuerdo con tres pilares: la defensa de la democracia contra el autoritarismo, la lucha contra la corrupción y el respeto de los derechos humanos, afirmó el martes un funcionario gubernamental estadounidense bajo anonimato.
“El primer objetivo es atraer atención a la debilidad democrática en todo el mundo, ya es innegable”, dice a Radio Francia Internacional Christopher Sabatini, experto en geopolítica del continente americano en el Instituto de Análisis, el londinense Chatham House. “Y no sólo es una cuestión de países en América Latina o en África o en Asia. También lo vemos en los Estados Unidos con el ataque al Congreso que vimos el 6 de enero. El populismo en Europa, sobre todo en el Este, en Polonia, en Hungría y también en movimientos nacionalistas derechistas, cuasi fascistas en muchos países europeos”.
Las tres temáticas principales son la defensa de la democracia contra el autoritarismo, la lucha contra la corrupción y el respeto de los derechos humanos.
“A mí me gustaría hacer una reflexión sobre dos puntos muy claros”, dice Sabatini. “Uno es el tema de esos movimientos políticos, movimientos populistas y también la falta de inclusión social en el prejuicio, el racismo. Me gustaría ver en la agenda algo mucho más autocrítico. La corrupción no es el tema principal, es la inequidad, la seguridad económica”.
La Casa Blanca excluyó de su club de países considerados como democráticos a ocho países de las Américas, Venezuela, Nicaragua, Cuba, rivales de Washington, pero también Haití, Bolivia, El Salvador, Honduras y Guatemala. ¿No hay un riesgo de marginar estos países?
“Primero es saludable que no hayan invitado a Guatemala y Honduras, países con los cuales tenemos relaciones muy estrechas históricamente”, dice Sabatini. “Yo creo que esto es un intento de enseñar que el tema es más bien el compromiso con las normas y los procesos democráticos. Yo creo que eso sí es muy importante, pero al mismo tiempo va a complicar, digamos, esas relaciones diplomáticas a largo plazo”.
Otros países como Brasil, sí fueron invitados a pesar de todas las críticas en materia de derechos humanos que pesan contra el gobierno de Jair Bolsonaro. Invitado también Juan Guaidó, pese a acusaciones de corrupción contra su entorno cercano, como lo reveló el diario estadounidense Washington Post.
Cuba arremetió en Twitter contra la cumbre. “La convocatoria selectiva a una cumbre que dice ser sobre democracia es muestra de debilidad de EEUU, incapaz de encarar en la ONU el desprestigio y aislamiento de su política exterior”, denunció el canciller Bruno Rodríguez.