Legisladores estadounidenses declararon este jueves en desacato a un aliado del expresidente Donald Trump por desafiar una citación para prestar testimonio ante una comisión del Congreso sobre la asonada del 6 de enero contra el Capitolio.
Steve Bannon, exestratega del gobierno de Trump (2017-2021), es el centro de atención por el papel que pudo haber tenido en la organización del asalto y su eventual coordinación con Trump y la Casa Blanca.
El ultraderechista Steve Bannon, un aliado del expresidente Donald Trump (2017-2021), fue declarado este jueves en desacato al Congreso de EE.UU. por negarse a comparecer ante el comité legislativo que investiga el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, donde murieron cinco personas.
El pleno de la Cámara Baja, de mayoría demócrata, sacó adelante con 229 votos a favor -9 de ellos de republicanos- y 202 en contra la declaración de desacato de Bannon.
Tras ser firmada por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la propuesta fue enviada al Departamento de Justicia, que deberá decidir si adopta medidas contra Bannon.
Dichas medidas podrían resultar en una multa de hasta 100.000 dólares y una pena de hasta 12 meses de prisión, aunque es poco habitual que se acabe en la cárcel en este tipo de procesos.
Departamento de Justicia no da pistas
El fiscal general de EE.UU., Merrick Garland indicó este jueves que el Departamento de Justicia revisará cualquier documento que se le envíe, aunque no dio pistas sobre la decisión que tomarán.
“El Departamento de Justicia hará lo que siempre hace en tales circunstancias, aplicaremos los hechos y la ley, y adoptaremos una decisión coherente con los principios de los enjuiciamientos”, dijo Garland en una audiencia ante un comité legislativo.
El pleno de la cámara votó después de que el martes la comisión que investiga el asalto al Capitolio aprobara por unanimidad la declaración de desacato de Bannon, con el apoyo de los dos únicos republicanos que integran este ente, Liz Cheney y Adam Kinzinger.
Ese comité investigador quiere que Bannon testifique porque cree que el ultraderechista “tenía algún conocimiento previo sobre los extremos sucesos que podrían acontecer” el 6 de enero, cuando el Congreso ratificó la victoria electoral del ahora presidente, Joe Biden, y Trump había convocado una protesta cerca de la Casa Blanca.
Un podcast
El comité basa sus sospechas contra Bannon, entre otras cosas, en unas declaraciones que el exasesor de Trump en la Casa Blanca hizo en su pódcast en la víspera del asalto al Capitolio, el 5 de enero.
“¿Va a desatarse el caos mañana? Mucha gente me ha dicho: ‘Hombre, si hubiera una revolución, sería en Washington’. Bueno, este será su momento en la historia”, afirmó Bannon a sus oyentes.
El presidente de la comisión investigadora del Congreso, el demócrata Bennie Thompson, aclaró antes de la votación de hoy que el proceso no es para castigar a Bannon, y que el órgano que dirige preferiría que todos los testigos cooperaran plenamente con las pesquisas.
“Pero Steve Bannon nos ha arrastrado por este camino rechazando cooperar de ninguna manera con la investigación”, lamentó Thompson, quien agregó que el comité cree que el exasesor de Trump tiene información “valiosa” para la investigación.
Thompson aseguró que el ultraderechista estuvo “profundamente” implicado en la campaña “Detengan el robo”, como Trump denominó sus maniobras contra el resultado de las elecciones de noviembre, al denunciar sin aportar pruebas que los demócratas cometieron fraude en esos comicios.
Asimismo, según el legislador por Misisipi, Bannon estuvo presionando a Trump para que intentara detener el conteo de los votos en el Colegio Electoral en diciembre.
“Un testigo importante”
“Creo que (Bannon) puede ayudar a nuestra investigación informándonos de cómo se articuló el asalto y qué se pretendía lograr. Claramente es un testigo importante”, remarcó Thompson.
Bannon, que no quiere declarar ante el Congreso, se ha excusado detrás de una demanda presentada por Trump para evitar que ciertos documentos relacionados con los hechos ocurridos vean la luz, pidiendo al comité que posponga su comparecencia hasta que la Justicia falle, algo que este ha rechazado.
Previo a la votación de este jueves, Trump emitió un comunicado en el que apuntó que “¡la insurrección tuvo lugar el 3 de noviembre, el día de las elecciones, el 6 de enero fue una protesta!”.
El expresidente sigue denunciando sin aportar evidencia que hubo fraude en los comicios de noviembre, y antes de la irrupción de sus seguidores en la sede del Congreso en enero pronunció un polémico discurso en el que les instó a marchar hacia el Capitolio.
Durante el debate en la Cámara Baja, el republicano Jim Banks sostuvo este jueves que el comité que lleva a cabo las pesquisas sobre ese suceso está llevando a cabo una investigación penal “ilegal” sobre ciudadanos estadounidenses, porque, apuntó, el Congreso lo tiene prohibido.
Y afirmó que Bannon es blanco de estos esfuerzos, porque es “el hombre del saco para el Partido Demócrata”: “Están (la comisión investigadora) abusando de su poder para ponerlo en la cárcel”, señaló Banks.
No todos los conservadores comparten esta visión, como quedó patente con los nueve votos republicanos a favor de la declaración de desacato.
Uno de esos votos fue de Liz Chenney, hija del exvicepresidente republicano Dick Cheney, quien instó a los estadounidenses a escuchar lo que dijo Bannon en su pódcast del 5 de enero, que, en su opinión es “impactante e indefendible”.
Bannon fue uno de los arquitectos del triunfo de Trump en las elecciones de 2016 y fue asesor en la Casa Blanca del ahora exmandatario hasta agosto de 2017.
El año pasado fue imputado en un fraude de recaudación de fondos, que tuvo como blanco donantes de una campaña de particulares para construir el muro entre EE.UU. y México.
Antes de abandonar la Presidencia, Trump indultó a Bannon, y más tarde, en mayo pasado, un juez federal desestimó formalmente el caso por fraude contra el estratega.