El Gobierno de EEUU insistió este lunes en que los migrantes que lleguen a la frontera sur del país de manera ilegal serán “devueltos” a sus naciones de origen. En los últimos días se reportaron más de 13.000 migrantes, en su mayoría haitianos según funcionarios estadounidenses y mexicanos, y muchos de ellos provenientes de países sudamericanos como Chile y Brasil.
Así fue reportado por la radio estadounidense KFGO, destacando que un avión ya despegó desde Texas hacia fuera del país con migrantes a bordo.
A raíz de esta crisis, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) anunció que están acelerando las expulsiones a Haití para abordar el desafío humanitario y político que plantean miles de personas refugiadas en condiciones cada vez más miserables. En este contexto, indicó la entidad, están trabajando con los países donde los migrantes comenzaron sus viajes para que acepten el retorno de estos migrantes.
Un helicóptero del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS) sobrevoló en círculos este domingo por la frontera, mientras que una docena de agentes estadounidenses en el lado de EEUU de la frontera el domingo, algunos a caballo. Una cinta amarilla que decía “la línea del sheriff no cruza” fue colgada.
El haitiano Jean Agenord, su esposa chilena Makarena Vines y su hijo de 17 meses se encuentran entre quienes fueron detenidos el domingo. Agenord, con sus pies todavía en el agua, dijo que la familia había gastado todo su dinero y no tenía un lugar para quedarse en México.
“No puedo cruzar aquí, no puedo cruzar allá, ¿qué voy a hacer?”, lamentó Agenord, tras preguntar a los lugareños si sabían dónde quedarse en México. Finalmente, aseguraron que intentarían cruzar de nuevo.
Viacrucis de diez países
Cada noche a Murat “Dodo” Tilus lo despierta el insoportable dolor en un brazo que le dejó una caída en una montaña colombiana.
El pasado 8 de agosto él, su esposa, una hija y dos nietos abandonaron Chile. Un mes después, tras cruzar por diez países, arribaron a Tapachula.
A Chile habían emigrado en 2017 aprovechando la apertura tras el terremoto de 2010 que dejó 200.000 muertos en Haití.
“Mi casa se cayó, mi familia murió, después yo hice una iniciativa con mi señora de irnos a otro país”, contó Tilus, electricista de 49 años.
Pero el “sueño chileno” empezó a diluirse en 2018 cuando el gobierno impuso medidas que restringen la migración.
En Chile ahora “es muy difícil conseguir el carnet (permiso de trabajo), se encareció todo, por eso la gente quiere salir para buscar una vida mejor”, dice.
Entre él y su esposa Rose Marie reunieron unos 5.000 dólares para llegar a Tapachula.
“El acceso está bloqueado”, dicen los migrantes
“El acceso está bloqueado” al río, lamentó Eddyson Langlais (24), uno de los migrantes haitianos que acampan en del Río, Texas, tras dejar su país para establecerse en Sudamérica, agregando que la noche anterior recibieron agua y aperitivos, pero que no sabían si esta ayuda se mantendría.
Él, como muchos de sus compatriotas, optaron pro dirigirse hacia el norte porque no pudieron legalizar su ciudadanía en los países sudamericanos o enfrentaron problemas por el racismo y dificultades para conseguir empleos decentes.
Tom Cartwright, de Witness at the Border, expresó su preocupación por el regreso de los migrantes a Haití. La covid-19 también es motivo de preocupación, dijo, pues “Haití antes del terremoto no tenía un sistema de salud sólido”.
“Y el hecho de que estamos enviando a la gente de vuelta, particularmente si no han sido probados y no han dado negativo, sería una seria preocupación”, agregó.
A principios de este año, el gobierno extendió la ayuda temporal a unos 150.000 haitianos en los Estados Unidos, protegiéndolos de la deportación.
Además, la Oficina de Protección y Aduanas de EE.UU. (CBP, en sus siglas en inglés) ha enviado 600 agentes a la zona de Del Río para aumentar el ritmo de trámites migratorios.