Washington entró en alerta máxima el viernes en víspera de una manifestación en apoyo a los partidarios de Donald Trump que asaltaron en enero el Capitolio de Estados Unidos.
Un negro vallado que rodeó el emblemático edificio durante seis meses tras el mortal ataque del 6 de enero volvió a instalarse para el fin de semana, aunque la policía no tiene indicios de un complot relacionado al mitin del sábado denominado “Justice for J6” (Justicia por el 6E).
Funcionarios del departamento de Seguridad Interior alertaron sobre la potencial violencia de la movilización, según informes de inteligencia a los que accedieron medios estadounidenses, y en las cercanías se programó un contra-acto.
“Estamos atentos a una pequeña cantidad de recientes amenazas en línea referentes a la manifestación planeada; incluyendo discusiones en línea que llaman a la violencia en la víspera del acto”, dice un informe de inteligencia del departamento de Seguridad Interior, según la cadena CNN.
Funcionarios del gobierno esperan unos 700 manifestantes.
La Policía del Capitolio dijo que pidió al departamento de Defensa solicitar el apoyo de la Guardia Nacional en caso de que sea necesario.
El Capitolio, sede del Congreso, estará sin legisladores pues muchos están de vacaciones y el acto es el fin de semana.
Para las próximas semanas se planean actos similares en varias ciudades del país.
Los organizadores, el grupo “Look Ahead America”, instaron a los participantes a respetar a las fuerzas de seguridad e instaron a no llevar carteles de apoyo a Donald Trump.
“Preparamos un proyecto de resolución que una legislatura estatal pueda aprobar para informar a los Senadores y Representantes de Estados Unidos que se opongan al trato tiránico e inhumano de los presos políticos del 6 de enero que han sido blanco del Departamento de Justicia y el FBI”, dijo Matt Braynard, uno de los organizadores del acto.
Miles de simpatizantes de Trump, entre ellos supremacistas blancos y ultranacionalistas, irrumpieron el 6 de enero en el Capitolio donde los legisladores ase aprestaban a certificar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones de noviembre.
La turba había sido incitada por Trump, que denunciaba sin presentar pruebas que le habían robado la elección.
“Nuestras mentes y corazones están con las personas que están siendo perseguidas injustamente por la protesta del 6 de enero sobre la amañada elección presidencial”, dijo Trump el jueves en un comunicado.
Mas de 600 personas fueron acusadas por esos disturbios que dejaron cinco muertos. Una docena de los inculpados se declaró culpable y muchos están expuestos a penas de prisión.