El agente de la Policía del Capitolio que disparó contra una manifestante durante el asalto a la sede del Congreso de Estados Unidos el pasado 6 de enero no afrontará ningún castigo disciplinario por parte de esa institución.
Así lo señaló este lunes la Policía del Capitolio en un comunicado, en el cual explicó que la conducta del agente, cuya identidad no proporcionó, fue “legal” y estuvo “dentro de las políticas del Departamento”.
Detalló que un agente puede recurrir a la fuerza letal cuando cree que su vida peligra, o hacerlo en defensa de otra persona que esté en peligro inmediato de recibir una lesión física grave.
La nota agrega que el policía que abrió fuego contra Ashli Babbitt, una de los cinco fallecidos en el asalto al Capitolio, “potencialmente salvó” a otras personas de resultar heridas graves e incluso de morir, después de que una multitud irrumpiera en la sede del Congreso.
Babbitt recibió un disparo cuando intentaba avanzar por un pasillo que da acceso al hemiciclo de la Cámara Baja del Congreso, donde ese día estaban reunidos los legisladores para refrendar la victoria del ahora presidente, Joe Biden, en las elecciones presidenciales de noviembre.
“Si se hubieran traspasado las puertas, los alborotadores hubieran accedido inmediatamente a la Cámara Baja. Las acciones del agente fueron coherentes con su entrenamiento y las políticas y procedimientos de la Policía del Capitolio”, indica el texto.
La Fiscalía General de Estados Unidos ya anunció en abril que no iba a presentar cargos contra ese policía por la muerte de Babbitt, y concluyó que no podía probar que hubiera violado alguna ley ni que no hubiera abierto fuego en defensa propia.
El 6 de enero, cientos de seguidores del expresidente Donald Trump (2009-2017) irrumpieron en la sede del Congreso, en un suceso que se saldó con cinco muertos, uno de ellos un policía del Capitolio.