“Eso no es para nada una operación de rescate”: desde su balcón, que tiene vista directa a los escombros, Maurice Wachsmann se queja de la lentitud de las operaciones de búsqueda en el edificio que se derrumbó en Surfside, cerca de Miami.
Su sentimiento de rabia es compartido por otros residentes que temen que negligencias en torno a la fiabilidad de la edificación hayan podido ser determinantes en la catástrofe.
Las autoridades locales aseguran haber desplegado a centenares de bomberos y rescatistas para encontrar sobrevivientes entre los escombros del edificio de las Champlain Towers, un inmueble de 12 pisos del que la parte con vista al mar se derrumbó en la madrugada del jueves.
Hasta el momento se contabilizan cuatro muertos y 159 desaparecidos.
Los equipos hurgan entre el amasijo de hormigón y chatarra, tanto por la superficie como por el subsuelo, y los bomberos perforan paredes con la esperanza de encontrar sobrevivientes.
Pero a medida que pasan las horas, más se hacen sentir la impaciencia y la ira entre los allegados de los desaparecidos.
“Eso ahí, donde nos han dicho que hay centenares de trabajadores para evacuar a la gente e intentar rescatarla, eso no es para nada una operación de rescate, no es nada”, dice Wachsmann.
Su mejor amigo, Chaim Rosenberg, y algunos de sus familiares, están desaparecidos.
Partió junto a Mike Salberg, sobrino de Rosenberg, de Nueva York pocas horas después de la catástrofe y alquiló un apartamento en el inmueble contiguo a las Champlain Towers, con vista directa sobre las operaciones.
“El departamento de mi tío está justo ahí, donde se ve esa columna violeta cerca de la puerta mosquitera”, dice Salberg mientras señala lo que era el segundo piso del inmueble.
“Alguien debe pagar”
“Ni un solo socorrista ha intentado levantar los escombros, poco a poco, incluso a mano, sin máquinas, para eventualmente evacuar personas”, afirma, estimando que puede haber sobrevivientes bloqueados en burbujas de aire.
Las autoridades aseguran que comprenden la frustración de las familias.
“Nosotros les damos informaciones dos veces al día sobre los detalles de las operaciones”, aseguró el viernes por la noche la alcaldesa del condado de Miami Dade, Daniella Levine Cava.
“Aún hay esperanza”, dijo, destacando que víctimas en este tipo de catástrofes han podido ser encontradas con vida “una semana después” de ocurridos los hechos.
Otros supervivientes reclaman explicaciones sobre una posible falla estructural del edificio. Según un estudio de 2020, el inmueble experimentó un hundimiento “muy sutil” en los años 1990.
Janette Aguero, de 46 años, estaba con su esposo y sus dos hijos en el undécimo piso del edificio, en el lado que da hacia la calle, la madrugada del derrumbe. Se despertó por lo que sintió como “un terremoto” y bajó por las escaleras con su familia para escapar.
“Me genera mucha rabia si esto es algo que se hubiera podido evitar”, dice.
Había llegado al lugar el pasado viernes y dice que escuchó varias veces “crujidos y ruidos extraños” los días previos al derrumbe, mientras se realizaban obras de mejora en el edificio.
“¿Estaba el edificio tratando de darnos una señal de lo que vendría?”, se pregunta.
“Tuve la posibilidad de salir, pero quiero respuestas”, dice. “Las familias de las víctimas lo merecen, y alguien debe hacerse responsable. Alguien debe pagar”.