Un policía en EEUU disparó al afroamericano Andrew Brown en la parte posterior de su cabeza la semana pasada, aseguró este martes uno de sus abogados, Wayne Kendall, tras ver los resultados de una autopsia independiente.
La muerte de Brown se produjo el pasado 21 de abril cuando un grupo de agentes de la Oficina del Alguacil del condado de Pasquotank lo mató a tiros mientras iban a detenerlo por una orden judicial.
“Fue una herida fatal en la parte posterior de la cabeza de Brown cuando estaba tratando de evitar los disparos”, explicó en una rueda de prensa Kendall en Elizabeth City mientras mostraba los resultados del examen médico forense.
Brown, que tenía 42 años, recibió otros cuatro impactos de bala en el brazo derecho antes de recibir el disparo letal desde una distancia “intermedia”, según el letrado.
Además, la autopsia reveló que Brown falleció minutos después de que la bala atravesara su cráneo.
Kendall insistió en que estos datos demuestran que Brown fue “ejecutado”, como ya dijeron el lunes varios familiares y abogados de la víctima tras ver un video de 20 segundos del incidente.
Escasos detalles
Hasta ahora se han publicado pocos detalles y ningún video sobre el incidente. Un audio de momentos posteriores al tiroteo se puede escuchar a los empleados de los servicios de emergencia decir que el hombre tenía heridas de bala en la espalda.
Como resultado del incidente, la Oficina del Alguacil suspendió de empleo este fin de semana a siete agentes implicados en la muerte de Brown.
Ante los posibles disturbios que se puedan producir cuando se haga público el video de la muerte de Brown, la ciudad declaró el estado de emergencia.
La alcaldesa de esta localidad, Bettie Parker, explicó en un comunicado que los funcionarios de Elizabeth City anticipan “un período de disturbios civiles dentro de la ciudad después de la publicación de esas imágenes”.
Esta situación llega menos de una semana después de que el jurado de un tribunal de Mineápolis emitiera su fallo contra el exagente Derek Chauvin, a quien consideró culpable de tres cargos por el asesinato por asfixia del afroamericano George Floyd en mayo de 2020.
La muerte de Floyd provocó una ola de protestas sociales y disturbios civiles en todo Estados Unidos.