Las primeras conversaciones entre el gobierno de Joe Biden en Estados Unidos y China fueron “duras” pero “constructivas”, dijeron ambas partes en medio de crecientes tensiones entre las dos superpotencias mundiales.
La cita de alto nivel comenzó el jueves con acusaciones mutuas de acciones perturbadoras para la estabilidad mundial, en el primer encuentro entre delegados de ambos países desde la llegada al poder de Biden el 20 de enero.
Pero después de tres rondas de conversaciones en la gélida Anchorage, Alaska, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que las superpotencias rivales encontraron áreas donde sus intereses se superponen.
Dijo que Estados Unidos fue franco con respecto a sus preocupaciones sobre la actitud de Pekín hacia Hong Kong y Taiwán y su accionar en el ciberespacio.
“Pero también pudimos tener una conversación muy sincera durante estas muchas horas sobre una agenda en expansión”, afirmó Blinken.
“Sobre Irán, sobre Corea del Norte. Sobre Afganistán y el clima, nuestros intereses se cruzan”, dijo a periodistas.
El más alto responsable del Partido Comunista de China para la diplomacia, Yang Jiechi, se fue sin hablar con los reporteros, pero luego consideró “constructivas” las conversaciones, según la agencia de noticias estatal china Xinhua.
El diálogo fue “directo, constructivo y útil, aunque hay todavía divergencias importantes entre ambas partes”, indicó.
El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, consideró que si cada parte respeta los intereses y las preocupaciones de la otra el diálogo entre los dos países “siempre estaría abierto”, consignó Xinhua.
Pero Wang, dijo, “dejó en claro a la parte estadounidense que la soberanía y la integridad territorial son cuestiones importantes de principio”.
Wang indicó que Washington no debe “subestimar la voluntad del pueblo chino de salvaguardar la dignidad nacional y los derechos e intereses legítimos”, dijo Xinhua.
“Las cosas claras”
Las reuniones fueron fijadas como un intercambio de puntos de vista y no se esperaban acuerdos o pactos.
Biden heredó la tensa relación con Pekín de su predecesor, Donald Trump, y hasta ahora ha indicado que mantiene la misma línea dura, viendo a China como el competidor número uno de Estados Unidos, económica, política y militarmente, en las próximas décadas.
Las dos superpotencias se han enfrentado cada vez más en una amplia gama de temas, desde la competencia geopolítica en el Pacífico occidental, el sudeste asiático y el Océano Índico, hasta las relaciones comerciales y el manejo del brote de covid-19, que China reportó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en diciembre de 2019.
Washington ha sido particularmente crítico con el creciente control político de China en Hong Kong, sus amenazas contra Taiwán y su maltrato a la gran minoría uigur, que los funcionarios estadounidenses denominan una política de “genocidio”.
Sin embargo, China rechaza las críticas y dice que Estados Unidos está interfiriendo en sus asuntos internos.
“Esperábamos tener conversaciones duras y directas sobre una amplia gama de temas, y eso es exactamente lo que tuvimos”, dijo el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.
“Tenemos las cosas claras al salir, y regresaremos a Washington para hacer un balance de dónde estamos”, dijo.
“Continuaremos consultando con aliados y socios sobre el camino a seguir”, añadió.
“Mentalidad de la Guerra Fría”
Las conversaciones se iniciaron el jueves con arremetidas de ambas partes por los derechos humanos y la geopolítica.
Blinken acusó a China de acciones que “amenazan el orden basado en reglas que mantiene la estabilidad global”, unas declaraciones que Biden apoyó este viernes afirmando que está “orgulloso” de su secretario de Estado.
Yang respondió al lenguaje “condescendiente” de Blinken, acusándolo de hacer una demostración de fuerza para la tribuna.
“Cuando entré en esta sala, debería haberle recordado a la parte estadounidense que preste atención a su tono en nuestros respectivos comentarios de apertura, pero no lo hice”, dijo Yang, según una traducción de Estados Unidos de su discurso en chino.
Sullivan dijo que Estados Unidos no quería conflictos, pero saludaba “una dura competencia”.
Yang le pidió “abandonar la mentalidad de la Guerra Fría” y dijo que Pekín no quería “ningún enfrentamiento, ningún conflicto”.
La parte china rechazó la afirmación de Blinken de que su discusión con “casi un centenar de homólogos” en todo el mundo mostró que la mayoría apreciaba el papel global de Estados Unidos y tenía “profunda preocupación” por el comportamiento de Pekín.
“Entre nuestros dos países hemos tenido enfrentamientos en el pasado y el resultado no le sirvió a Estados Unidos”, respondió Yang.
Pekín acusó a Washington de un enfoque agresivo y poco diplomático al recibir a sus invitados en Alaska.
“Cuando la delegación china llegó a Anchorage, sus corazones estaban helados por el frío penetrante, así como la recepción por parte de su anfitrión estadounidense”, dijo el viernes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian.