Cada vez son más los niños migrantes que quieren entrar en Estados Unidos. Cerca de 4.000 menores sin acompañantes adultos están ahora en los centros de detención de la Agencia de Protección Aduanera y Fronteriza (CBP) en ciudades estadounidenses limítrofes con México.
Los menores que llegan a la frontera van en aumento. Sólo en febrero, 9.457 niños y jóvenes fueron detenidos sin sus padres. En enero habían sido 5.800, un aumento significativo.
La diferencia aumenta cuando se compara con las cifras de la Administración del republicano Donald Trump: en junio de 2019, los menores en los centros de detención eran solo 2.600.
El Gobierno actual del demócrata Joe Biden mandó esta semana a la Agencia Federal de Administración de Emergencias (FEMA) a la frontera para ayudar a encontrar centros de refugio y proveer agua, comida y servicios de salud básico a los miles de jóvenes que aguardan en estos centros sus audiencias de migración en los tribunales, donde se valorará su solicitud de asilo. Autoridades locales empezaron incluso a acomodar a niños entre 15 y 17 años en el Centro de Convención de Dallas.
El efecto llamada de las reformas de Biden
Precisamente, el aumento de estas cifras coincide con la llegada de Biden a la presidencia. El demócrata mandó un mensaje al mundo desde la Casa Blanca durante sus primeros días y semanas de Gobierno: revocó las leyes migratorias más duras instauradas por Trump y aseguró que volvería a ser un país de asilo.
Sólo el primer día de Gobierno de Biden, el 20 de enero, el Departamento de Seguridad Nacional anunció dos cambios importantes en la política migratoria de Estados Unidos. El primero era una pausa de 100 días en las deportaciones para algunos inmigrantes indocumentados.
El segundo, que los solicitantes de asilo no iban a hacer parte de la política de Trump de ‘Remain in Mexico’, quedarse en México en inglés, una política que deportaba al país latinoamericano a cualquier inmigrante, incluyendo a los niños, mientras esperaban la primera audiencia en una corte en Estados Unidos para presentar su caso de asilo.
La puerta sigue cerrada para la mayoría de migrantes
La noticia de que los primeros 25 migrantes solicitantes de asilo que estaban estancados en México entraban finalmente a Estados Unidos llegó a los titulares de muchos medios y varias organizaciones criminales la usaron para vender la idea a los inmigrantes que la frontera estaba abierta.
Miles de centroamericanos y suramericanos emprendieron entonces la peligrosa ruta hacia Estados Unidos, disparando el negocio de los coyotes u organizaciones de trata de personas que cobran entre 5.000 y 10.000 dólares por persona para ayudar a cruzar la frontera.
Sin embargo, no se puede cruzar libremente. El Gobierno de Biden no aclaró que mantiene activo el Título 42, creado por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) bajo la Administración Trump, un decreto que expulsa y deporta a México a todas las personas que representen “un riesgo alto de salud pública” durante la pandemia.
“La mayoría de las personas arrestadas en la frontera del sur son adultos que son expulsados bajo la autoridad del CDC para el manejo de la crisis de salud pública del Covid-19. Siguiendo esa autoridad del Título 42 del Código de Estados Unidos, los adultos que vienen de México y de los países del Tríangulo Norte como El Salvador, Honduras, y Guatemala están siendo rápidamente expulsados a México”, dijo Alejandro Mayorkas, primer latino secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos en respuesta a situación en la frontera.
La situación ha generado que miles de migrantes queden de nuevo estancados en México, un país que no está aceptando los deportados que no tengan nacionalidad mexicana y donde viven bajo la amenaza de los carteles y las organizaciones criminales. La organización Human Rights First reporta que, en los últimos meses, hubo más de 1.500 asaltos, secuestros, violaciones y amenazas de muerte contra migrantes deportados de EEUU.
“Trump logró su muro fronterizo: se llama el Título 42”, dijo Rubén García, fundador de Annunciation House, de una red de albergues en Estados Unidos, al New York Times.
Los menores de edad entran a Estados Unidos
Sin embargo, como lo dijo Biden en su momento, Mayorkas aclaró en su reciente comunicado que todos los menores de edad no acompañados por adultos serán admitidos en Estados Unidos mientras esperan una audiencia ante el juez. “Ellos son niños vulnerables y hemos terminado con la práctica de la Administración pasada de expulsarlos”, explicó.
Esta excepción ha hecho que miles de niños se presenten solos en la frontera y sean llevados a los centros de detención de la Policía Migratoria. Por ley, solo pueden estar hasta 72 horas en esos lugares mientras se les tramita su entrega al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de Estados Unidos, que se encarga de encontrarles un hogar provisional o encontrar algún familiar que se haga cargo del menor.
“Las facilidades de la policía migratoria se han llenado con niños y el tiempo de 72 horas para transferir estos niños de la Patrulla Fronteriza a HHS no siempre se cumple. HHS no tiene la suficiente capacidad para aceptar el número de niños no acompañados que estamos encontrando”, dijo Mayorkas en un comunicado. Esto explica en gran parte que cerca de 4.000 niños sigan retenidos.
La crisis de la frontera llega a Washington
La crisis migratoria no solo tiene dimensiones humanitarias sino que también ha llegado a la arena política. Los republicanos están aprovechando para mostrar a Biden como un ingenuo en temas migratorios y como un presidente que no defiende las fronteras de Estados Unidos.
“La crisis en la frontera va a destruir el país… Francamente, nuestro país no puede soportar el aumento de inmigrantes. Esta es una crisis inédita como seguramente nunca hemos tenido en la frontera. Pero se va a poner mucho peor”, dijo el expresidente Donald Trump esta semana en entrevista con Fox News.
Por otro lado, Biden también recibe presión del ala izquierda del partido Demócrata, que piden el respeto de los derechos humanos de los migrantes e insinúan que la unidad del partido estaría en riesgo si el presidente no cumple con sus promesas en temas migratorios.
Mientras el Congreso empieza a gestionar una de las reformas migratorias de Biden que le daría la ciudadanía a más de 11 millones de migrantes indocumentados, la crisis en la frontera mantiene al presidente entre la espada y la pared.