El juicio político del expresidente estadounidense Donald Trump comenzará en el Senado la segunda semana de febrero, varios días después de que la Cámara de Representantes envíe la acusación en su contra, dijo el viernes el senador jefe de la mayoría demócrata, Chuck Schumer.
Este cronograma refleja un acuerdo alcanzado con la minoría republicana del Senado, que permitirá al equipo legal del exmandatario prepararse y a la Cámara Alta avanzar en otros temas cruciales, incluida la confirmación de los nominados al gabinete del presidente Joe Biden.
La Cámara de Representantes acusó a Trump por segunda vez el 13 de enero, una semana antes de que dejara el cargo. Esta vez, es señalado de alentar a sus partidarios en la toma del Capitolio el 6 de enero. El caos desatado ese día dejó cinco muertos, incluido un policía, y conmocionó al país y al mundo.
Schumer dijo que el acta de acusación a Trump será entregada y leída en el Senado el lunes a las 19:00 horas locales. Los 100 senadores prestarán juramento como jurados del juicio al día siguiente.
Los miembros de la Cámara Baja asignados por la presidenta Nancy Pelosi como gerentes de juicio político (en la práctica unos fiscales), y los miembros del equipo de defensa aún por nombrar de Trump, tendrán tiempo para redactar sus escritos legales.
“Una vez que se redacten los escritos, la presentación de las partes comenzará la semana del 8 de febrero”, dijo Schumer a sus colegas en el Senado.
En el ínterin, el Senado decidirá sobre las nominaciones del gabinete de Biden “y el proyecto de ley de ayuda por covid que brindaría alivio a millones de estadounidenses que están sufriendo durante esta pandemia”, explicó Schumer.
“La sanación y la unidad solo llegarán si hay verdad y rendición de cuentas, y eso es lo que proporcionará este juicio”, afirmó.
Los miembros deliberarán si Trump debe ser condenado o no por lo que la Constitución de Estados Unidos describe como “delitos graves y faltas”.
Trump fue acusado de un solo cargo de “incitación a la insurrección” durante un discurso en Washington el mediodía del 6 de enero, antes de que una turba de seguidores suyos irrumpiera en la sede del Congreso durante la certificación de la victoria electoral del demócrata Biden.
“Rapidez sin precedentes”
El retraso del juicio es el resultado de un acuerdo que Schumer alcanzó con el líder de la minoría republicana del Senado, Mitch McConnell.
McConnell fue un aliado cercano de Trump en el Congreso durante los cuatro años de su mandato. Pero reprendió severamente al presidente saliente por tratar repetidamente de revocar los resultados de las elecciones y por su incitación a los manifestantes. Y dejó la puerta abierta a un posible voto de condena a Trump.
El influyente senador republicano planteó postergar el juicio hasta febrero, argumentando que Trump necesita tiempo para contratar abogados y preparar su defensa.
El viernes, McConnell evocó la “rapidez sin precedentes” del proceso en la Cámara Baja, donde Trump fue acusado tras sólo un día de debate.
Trump es el único líder estadounidense que ha sido acusado dos veces por la Cámara de Representantes.
En diciembre de 2019, el presidente republicano fue inculpado por “abuso de poder” y “obstruir el buen funcionamiento del Congreso”.
Trump era señalado de pedirle a Ucrania que investigara presunta corrupción vinculada con su entonces rival político Biden, a cambio de desbloquear una ayuda militar crucial para ese país en guerra.
El Senado, entonces con mayoría republicana, lo absolvió el 5 de febrero de 2020 tras dos semanas de juicio.
Con el Senado ahora compuesto por 50 demócratas y 50 republicanos, y una mayoría de dos tercios necesaria para condenar a Trump, al menos 17 republicanos tendrían que votar en contra del expresidente para asegurar una condena.
Si eso ocurre, se llevará a cabo una votación posterior sobre la prohibición de que Trump ocupe un cargo público en el futuro, lo cual lo inhabilitaría para postularse en 2024, como ha insinuado. Solo se requiere una mayoría simple para inhabilitarlo.
Además de Trump, otros dos presidentes fueron sometidos a procesos de juicio político: los demócratas Bill Clinton, en 1998, y Andrew Johnson, en 1868.
El republicano Richard Nixon, en 1974, renunció para evitar ser acusado por el escándalo de Watergate.