De confirmarse en el Senado, Alejandro Mayorkas, nacido en Cuba, será el primer hispano e inmigrante en dirigir el Departamento de Seguridad Interior, la entidad para la inmigración y la seguridad fronteriza en EE.UU.
Alejandro Mayorkas ha sido una de las primeras nominaciones del presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, para encargarse de la dirección de una de las estrategias más complejas y controvertidas en las administraciones norteamericanas: el Departamento de Seguridad Interior (DHS). Apenas se conoció su nominación comenzaron las redes sociales y los analistas políticos a vaticinar profundos cambios en la política antiinmigración del presidente saliente, Donald Trump.
El propio Mayorkas alentó esa idea de cambios posibles con un emotivo tweet: “Cuando era muy joven, Estados Unidos nos proporcionó a mi familia y a mí un lugar de refugio. Ahora, he sido nominado para ser secretario del DHS y supervisar la protección de todos los estadounidenses y aquellos que huyen de la persecución en busca de una vida mejor para ellos y sus seres queridos”.
Abogado y exfiscal federal, llegó a Estados Unidos con apenas un año de edad, cuando sus padres, un judío habanero y una judía rumana, decidieron huir a norteamérica tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959.
Desde entonces, como ha dicho en varias entrevistas en otras épocas, y ahora a raíz de su nominación, vivió de cerca los graves problemas, los miedos, las irregularidades legales, la inestabilidad emocional de los refugiados, y por ello cree que este nuevo cargo vendría a consolidar una carrera profesional de trabajo al frente de un Departamento que conoce a la perfección: fue su subsecretario entre 2013 y 2016, puesto que ocupó por sugerencia de Barack Obama, luego de ejercer como director de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos, de 2009 a 2013.
El cubanoamericano Mayorkas
Insertado ya en la sociedad estadounidense, pero sin olvidar sus orígenes como cubano e inmigrante, Alejandro Mayorkas se licenció con honores en la Universidad de California, en Berkeley, y se graduó de Derecho en la universidad jesuita Loyola Marymount, en Los Ángeles. Poco después inició su carrera como abogado en el sector privado, como parte del bufete O’Melveny & Myers.
Actualmente, además de su labor en el DHS, mantiene el oficio de abogado desde la firma internacional WilmerHale, y es muy conocido su trabajo con organizaciones sin fines de lucro en servicios legales a los pobres, el reasentamiento de refugiados y la educación de jóvenes desfavorecidos, argumentos esgrimidos ahora por Biden para nominarlo a tan alta responsabilidad.
Otros elementos para su nominación, según la oficina de Biden, es que comenzó su andadura en la administración pública en el Departamento de Justicia de Estados Unidos, como fiscal federal auxiliar del distrito central de California. Después ejerció como fiscal federal nominado por el expresidente Bill Cliton.
Y en su estancia y cargo anterior en el DHS, negoció acuerdos de ciberseguridad y seguridad nacional con gobiernos extranjeros, lideró la respuesta nacional a los virus del ébola y el zika, trabajó en la creación y administración de una campaña contra la trata de personas, y desarrolló un programa de ayuda de emergencia para los jóvenes huérfanos luego del terremoto de 2010 en Haití.
Los retos más riesgosos
A Mayorkas se le ha llamado “el Estratega de la DACA”: fue uno de los gestores de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), política migratoria instaurada ejecutivamente por Obama para posibilitar la residencia temporal de aquellos extranjeros, conocidos hoy como “dreamers”, que fueron traídos siendo niños como inmigrantes indocumentados.
Trump, nada más entrar a la Casa Blanca, comenzó a maniobrar para poner fin a esa resolución que ampara actualmente a unos 700.000 “dreamers”, la mayoría de ellos provenientes de Latinoamérica. Ese precedente de Mayorkas hace pensar a muchos analistas que trabajará para cumplir la promesa electoral de Joe Biden de fortalecer la DACA.
El mayor reto es, sin dudas, recuperar la credibilidad del Departamento de Seguridad Interior, una institución creada en 2002, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, con el objetivo de consolidar la seguridad nacional, para lo cual se dotó al DHS de cerca de 250.000 empleados, distribuidos en 22 agencias federales para la atención de departamentos como la Guardia Costera, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), la Patrulla Fronteriza, el Servicio Secreto y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (Fema).
Mayorkas, en primer lugar, tendrá que despolitizar al DHS; politización que muchos consideran el mayor daño de la administración de Trump a la estrategia antiinmigración de Estados Unidos, que esta institución encabeza. Es, en palabras de Jeh Johnson, antiguo secretario del DHS bajo Obama, la persona más calificada en todo el país para asumir tal reto.