Aunque Joe Biden y su compañera de fórmula, Kamala Harris, ganaron las elecciones de acuerdo con las proyecciones entregadas por la agencia Associated Press (AP) y otros medios, el camino hacia la Casa Blanca será arduo. El presidente en funciones, Donald Trump, ha anunciado que recurrirá a los tribunales para impugnar resultados y podría poner escollos a la transición.
¿Qué sucederá en las próximas semanas?
Cada estado tendrá que terminar el recuento de votos y certificar el resultado.
Los miembros del Colegio Electoral tendrán que formalizar su votación en diciembre; donde el candidato que reciba 270 o más votos de estos electores será el próximo presidente. Este deberá asumir el cargo el 20 de enero, según lo estipula la Constitución de Estados Unidos.
Fechas clave
8 de diciembre: El día del llamado “puerto seguro” (safe harbor) marca el plazo hasta el cual los estados deberán haber resuelto las disputas sobre el total de votos y certificar quién fue el ganador.
14 de diciembre: Los delegados del Colegio Electoral de cada estado se reúnen y oficializan su voto.
5 de enero: En el estado de Georgia se realizará una votación extraordinaria para definir a sus dos senadores, dado que ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría necesaria en los comicios pasados. El resultado determinará si los republicanos mantendrán su mayoría en el Senado. De ser así, eso podría complicarle las cosas a Biden.
20 de enero: El día de la toma de posesión, Biden será juramentado por el jefe de la Corte Suprema de Justicia y asumirá oficialmente el cargo.
La importancia de la transición
En las semanas que quedan hasta el 20 de enero, el equipo de Biden tendrá mucho trabajo, preparándose para asumir las tareas de manos del equipo de Trump, claramente reacio al traspaso. El nuevo presidente tendrá que designar más de 4.000 cargos políticos, 1.200 de los cuales deberán ser refrendados por el Senado.
Además, los miembros del equipo demócrata tendrán que pedir a sus contrapartes la información necesaria para actuar en cada repartición de gobierno, incluyendo datos sobre lo que se ha hecho y los asuntos pendientes.
La prioridad de Biden es nominar un equipo de emergencia para enfrentar la pandemia del coronavirus. Probablemente anuncie pronto también quiénes ocuparán las carteras principales en su futuro gabinete.
¿En qué están las demandas judiciales?
La campaña de Trump ha planteado numerosas quejas legales a la elección en varios de los estados más disputados, con el fin de revertir los resultados. Su equipo ha anunciado que podría presentar muchas más en los próximos días, mientras Trump piensa llevar el asunto a la Corte Suprema.
Trump ha hablado reiteradamente de manipulación y fraude, refiriéndose principalmente a los votos por correo, por los que millones de personas optaron como alternativa a la votación presencial en tiempos de pandemia.
Pensilvania: Hay varios casos pendientes. La campaña de Trump ganó uno ante la corte estatal, en el que reclamaba mayor acceso al procedimiento de recuento de votos. Si bien el tribunal constató que los observadores republicanos sí tenían acceso al conteo, se les permitió acercarse hasta menos de dos metros tras la resolución, reportó la cadena conservadora Fox News.
También hay un caso pendiente ante la Corte Suprema, en el que se alega contra la decisión de ese estado de permitir el conteo de votos postales que tengan el matasellos del día de las elecciones.
Arizona: El equipo de Trump denunció en el estado más populoso que miembros del personal electoral rechazaron incorrectamente votos emitidos en la jornada de los comicios.
Georgia: Es posible un nuevo recuento de los votos en ese estado, pero la campaña de Trump tiene que solicitarlo a la Corte. Un caso presentado fue desestimado.
¿Qué ocurre si Trump no reconoce el resultado?
No es necesaria la anuencia de Trump para que la elección sea legalmente vinculante y Biden pueda asumir el cargo. El discurso de reconocimiento del resultado es más bien una tradición política, pero de gran importancia en Estados Unidos.
Ese discurso, normalmente, indica a los propios seguidores que el fragor de la batalla electoral ha quedado atrás y constituye un llamado a la unidad; un mensaje que hasta ahora Trump no ha dado a su electorado.