El presidente Donald Trump comenzó este lunes su último día de campaña desestimando las encuestas que lo muestran rezagado respecto a su rival Joe Biden, quien urgió a los electores a terminar con el “caos” en Estados Unidos, en la víspera de unos comicios marcados por la crispación.
El mandatario republicano está rezagado en las encuestas a nivel nacional, que le asignan 44% de las preferencias contra 51% para el demócrata Biden, pero en un mitin en Fayetteville, Trump desestimó los sondeos.
“Veo esas encuestas falsas”, afirmó. “Vamos a ganar igualmente”, añadió el mandatario ante una multitud que gritaba en coro “¡Cuatro años más!”.
Trump se vanaglorió de ser un presidente que no forma parte de la clase política y que por eso “pone a Estados Unidos primero”.
“Salgan y voten, eso es lo único que les pido” dijo el magnate inmobiliario que después reprodujo ante la concurrencia una serie de lapsus y de errores que ha cometido Biden a lo largo de la campaña.
La carrera electoral estuvo marcada por la pandemia de covid-19 que ha dejado más de 231.000 muertos, atizó el desempleo, redujo la campaña de Biden a su mínima expresión y puso en relieve las profundas divisiones de la sociedad estadounidense.
El mandatario de 74 años, que fue hospitalizado tras contraer el covid-19, fue acusado por Biden, de 77, de “propagar” el virus con su ritmo frenético de mítines, que aglomeraron mucha gente a veces sin mascarillas.
Biden criticó con fuerza la gestión de la pandemia este lunes desde un mitin en otro estado clave: Ohio.
“¡Tuvimos suficiente con el caos! Tuvimos suficiente con los tuits, la ira, el odio, el fracaso, la irresponsabilidad”, dijo Biden, que se comprometió a tener la pandemia de coronavirus “bajo control” si es elegido.
Para llegar a la Casa Blanca hay que obtener al menos 270 votos en el Colegio Electoral de 538 integrantes. Y en muchos de los estados con peso en ese cuerpo que cambian sus preferencias partidarias en cada ciclo electoral, la diferencia entre ambos postulantes está dentro del margen de error.
Miedo al caos
Las elecciones son el martes, pero la pandemia ha llevado a millones de estadounidenses a votar por adelantado, con un récord de más de 96 millones de sufragios ya emitidos. Esto también abre un escenario de incertidumbre ya que la noche de la elección, el porcentaje de votos a ser contabilizados en las urnas pueden dar un resultado capaz de ser revertido cuando se cuenten los votos anticipados.
El nerviosismo en torno a la elección llevó a varias ciudades, incluyendo Nueva York y Washington, a parapetar comercios y oficinas y tapiar ventanas ante eventuales disturbios.
Pese que el círculo del mandatario acusa a la izquierda radical de provocar la inestabilidad, el FBI está investigando un incidente en Texas después de que un grupo de simpatizantes de Trump rodearon un bus de campaña de Biden en una carretera acosándolo.
Uno de los estados clave es Pensilvania, que aporta 20 votos al Colegio Electoral. Hace cuatro años Trump se impuso allí por estrecho margen y este año las encuestas dan una ligera ventaja a Biden, con 49,8% contra 45,5% para Trump.
Pero en 2016 las encuestas no anticiparon la victoria de Trump y prueba de ello este lunes, los candidatos y sus compañeros de fórmula se volcaran en distintos rincones de Pensilvania para asegurarse hasta el último voto.
Después de Fayetteville Trump viajará a Avoca, Pensilvania, y luego realizará un intenso maratón con paradas en Michigan y Wisconsin y para cerrar la jornada y su campaña celebrará un último mitin de vuelta en Michigan, en la localidad de Grand Rapids.
Coincidencia logística o amuleto de campaña, este fue el lugar que eligió en 2016 para cerrar su campaña y entonces le dijo a sus simpatizantes: “Si ganamos Michigan, vamos a ganar esta histórica elección”.
Cuatro años después, esta elección presidencial tiene sabor a un referéndum sobre la gestión de Trump.
Lady Gaga y Obama con Biden
Este lunes Biden también se presenta en Pensilvania, que espera inclinar esta vez hacia el lado demócrata y finalmente entrar a la Casa Blanca, tras dos tentativas infructuosas.
Ahí contará con la presencia de la cantante Lady Gaga, un ícono pop, lo que provocó la ira de Trump, que tuiteó que la artista es miembro de una plataforma contra la extracción de petróleo de esquisto, un argumento con el que pretende agitar el miedo de que Biden sería negativo para la industria petrolera de Estados Unidos.
En las últimas semanas, Biden ha contado con el espaldarazo del popular expresidente Barack Obama, de quien fue vicepresidente, que se ha desplazado a distritos claves para animar a los votantes.
Obama pide que no se repitan los mismos errores de 2016.
“Fuimos complacientes. Hubo gente que se puso un poco floja, la gente que dio las cosas por hechas”, advirtió.