Michael Reynolds | Getty Images | Agence France-Presse
visitas
El Senado estadounidense inició este lunes las audiencias de confirmación de Amy Coney Barrett en la Corte Suprema, un proceso que el oficialismo apura para concretar su confirmación antes de las elecciones del 3 de noviembre. En la sesión del martes la jueza esquivó controvertidas preguntas sobre cuestiones como el aborto o el matrimonio igualitario.
Este jueves será su última ronda ante los parlamentario.
La jueza Amy Coney Barrett, nominada por el presidente Donald Trump a la Corte Suprema de Estados Unidos, aseguró este martes que su fe católica no pesará en sus decisiones, pero se negó a opinar sobre la sentencia del alto tribunal que legalizó el aborto.
Frente a los senadores encargados de confirmar su nominación, la magistrada afirmó que esta decisión de 1973, no está grabada en mármol.
“Ya sea que diga que lo quiero o que lo odio, eso enviaría una señal mientras hay recursos pendientes”, explicó la magistrada, antes de rehuir de la misma manera otros asuntos como las armas de fuego o la legalización del matrimonio igualitario.
Además, afirmó no tener “ningún compromiso” con la Casa Blanca o el Senado sobre la forma en que trataría asuntos sensibles, entre ellos posibles litigios postelectorales. Incluso, dijo que no sería usada como “peón” por Trump.
Tras la sesión, los senadores republicanos de la comisión jurídica describieron a una magistrada “brillante”, “calificada” y una “mujer excepcional”. Los demócratas, sin embargo, dejaron ver que había sido lanzada por ricos lobbies conservadores con el fin de promover sus objetivos.
Conforme a la Constitución, Barrett debe obtener el aval del Senado para entrar al templo del derecho estadounidense, donde ya cinco de los nueve miembros son jueces conservadores. Por su parte, los demócratas y su candidato electoral, Joe Biden, reclaman esperar el veredicto de las urnas antes de buscar llenar ese puesto, designado de por vida y extremadamente influyente, pero no parecen tener forma de evitar la votación.
El vocero republicano, Mitch McConnell, controla el calendario y los procedimientos del Senado, y los republicanos tienen una mayoría de 53 escaños de 100 en la Cámara Alta. Aunque dos de ellos -Lisa Murkowski y Susan Collins- dijeron que no votarían por Barrett antes del 3 de noviembre, los republicanos tienen suficientes votos para dar el visto bueno a la magistrada.