El tradicional debate entre los candidatos a vicepresidente en Estados Unidos tendrá este miércoles el aliciente de que el presidente Donald Trump está contagiado por el coronavirus, lo que da un cariz especial al primer duelo entre su compañero de fórmula, Mike Pence y la demócrata Kamala Harris.
La enfermedad del mandatario de 74 años, sumada a las inquietudes sobre el estado físico y la edad de su rival, Joe Biden, que es tres años mayor, aumenta el interés por el encuentro entre los números dos, que se desarrollará en Salt Lake City, en Utah.
Comenzará a las 22:00 horas chilenas, durará 90 minutos ininterrumpidos, y será transmitido por el NYT, ABC, CBS, CNN, C-SPAN, Fox News, MSNBC y NBC, varios de éstos sometiendo los dichos de los candidatos a chequeos de veracidad.
A menos de un mes de las elecciones del 3 de noviembre, la pandemia domina el debate antes de su inicio: ambos candidatos debatirán separados por una mampara, y se aumentará la distancia entre ambos a casi cuatro metros. La moderación quedará en manos de la periodista de USA Today, Susan Page.
Esta podría ser una gran oportunidad de despuntar para la senadora Kamala Harris, una exprocuradora que tuvo un desempeño estelar en los debates de la primaria demócrata, aunque después no se tradujo en una mayor intención de voto.
Entre los temas que Harris -de 55 años- puede usar a su favor está la gestión de la pandemia que deja más de 209.000 muertos en Estados Unidos, el país con más fallecidos del mundo.
Este año la covid-19 será la tercera causa de muerte entre los estadounidenses.
Con el anuncio del contagio del presidente, todos los ojos están puestos en Pence, de 61 años.
Este cristiano evangélico tradicional asistió a un evento en la Casa Blanca el 26 de septiembre para la nominación de la jueza conservadora Amy Coney Barrett a la Corte Suprema.
Aunque varios asistentes, incluidos el mandatario y su esposa dieron positivo desde entonces, Pence no se ha contagiado.
Un punto débil de Pence es su cargo como jefe de la célula de crisis para luchar con la covid-19, pero a su favor tiene su trayectoria y su experiencia como locutor de radio, que le permitió tener un buen desempeño en el debate de los candidatos a vicepresidente en 2016.
Trump rezagado en las encuestas
El médico de la Casa Blanca, Sean Conley, dijo el martes que Trump, quien recibió un cóctel de terapias experimentales, no reportó “ningún síntoma” de la enfermedad y seguía “extremadamente bien en general”.
Pero incluso desde el anuncio de su contagio y su posterior hospitalización, Trump mantiene su estrategia de bajar el perfil a la amenaza.
Y pese a las encuestas decepcionantes y a las críticas de una falta de empatía con las víctimas del coronavirus, el millonario republicano mantiene su tono desaprensivo frente a la pandemia.
Trump está rezagado en las encuestas nacionales frente a Biden y la pandemia pulverizó el mercado laboral y atizó el desempleo, quitándose uno de los mejores argumentos a favor de su gestión: una tasa de paro que llegó a tocar un mínimo de 3,5%, pero que ahora está en 7,9%.
Desde que fue dado de alta del hospital militar el lunes, el mandatario sugirió que quizás es “inmune” al virus y llamó a no temerle ni dejarse dominar por él.
En el otro lado del espectro está Biden, que respeta todos los consejos de los expertos y que mantuvo durante meses sus desplazamientos al mínimo. Según su adversario, el candidato demócrata usa la pandemia para evitar tanto a los votantes como a los periodistas.
Trump que se enfrentó en un debate a Biden el 29 de septiembre dijo el martes que se sentía “bien” y que está deseando que llegue el próximo encuentro, previsto para que el 15 de octubre.
Biden le respondió que se opondría a debatir con el presidente la próxima semana si éste todavía seguía enfermo con covid-19, y que debatiría si los científicos y los médicos lo consideran seguro.
Entrar “en la historia”
Los compañeros de fórmula de las presidenciales complementan a su manera a los candidatos a la Casa Blanca.
Pence es un abogado y cristiano ferviente, siempre en un segundo plano en contraste con la personalidad de Trump.
Harris, hija de un jamaiquino y una india tamil, desborda vitalidad al lado de Biden, que si es elegido en enero será el presidente de más edad en asumir el poder en Estados Unidos.
Si ganan los demócratas, Harris será la primera mujer en ocupar la vicepresidencia.
“No puedo esperar a que Kamala Harris entre en la historia con el debate de mañana en la noche”, dijo en Twitter Biden.
Mike Pence, un pilar de estabilidad junto al turbulento Trump
El vicepresidente estadounidense, Mike Pence, se enfrenta a Harris en una situación excepcional en la que su rol de eventual sucesor se ha vuelto prominente tras el contagio de covid-19 de Trump.
El tranquilo Pence, de 61 años, enfrentará una de las noches más importantes de su vida política en momentos en que los estadounidenses reflexionan sobre la posibilidad de que se le pida a este hombre detrás de escena que asuma las funciones de presidente, o incluso que tome la iniciativa en una carrera electoral que casi ha sido completamente sobre Trump.
Ese sería un giro profundo para alguien forzado a pasar a un segundo plano durante una presidencia ruidosa y polémica como la del magnate republicano de 74 años.
“Lo que está en juego en esta elección nunca ha sido tan grande. La elección nunca ha sido más clara”, dijo Pence el lunes mientras se dirigía a Salt Lake City, Utah, donde debatirá con la senadora de California Harris, compañera de fórmula del candidato demócrata Joe Biden.
“Y espero la oportunidad de llevar nuestra causa al pueblo estadounidense durante cuatro años más del presidente Donald Trump”, agregó.
Hace cuatro años, el compañero de fórmula de la demócrata Hillary Clinton, Tim Kaine, se burló de Pence como “el aprendiz de Trump” durante su debate, pero el republicano tuvo una actuación más sólida que su rival.
Pence y Harris han dado negativo desde el diagnóstico positivo de Trump el viernes. Pero están muy divididos en su respuesta al virus que ha matado a más de 210.000 estadounidenses.
Harris, de 55 años, usa tapabocas en público, mientras que Pence se inclina más por no usarlo, tal como Trump. El vicepresidente estuvo incluso con el rostro descubierto en una ceremonia reciente en el jardín de la Casa Blanca a la que asistieron varios funcionarios de la administración y legisladores que desde entonces resultaron contagiados.
El yin del yang
Pence ha sido crucial para la administración de Trump, un pilar de estabilidad en una Casa Blanca que ha descartado a muchos altos funcionarios y un imán para una parte de la base republicana que duda del magnate devenido presidente.
Abogado de formación y expresentador de programas de radio que sirvió en el Congreso durante 12 años, Pence era gobernador de Indiana en 2016 cuando Trump lo reclutó como su compañero de fórmula.
Este hombre de cabellos blancos trajo credibilidad como un cristiano evangélico tradicional que podía atraer a los estadounidenses que asistían a la iglesia y a los conservadores de las zonas rurales.
Es el yin del yang del presidente: donde Trump es ruidoso y ofensivo, Pence es taciturno y educado. Y, en lo personal, mientras Trump ha presentado a tres esposas y muchas más novias, Pence es conocido por acatar una regla cristiana que le prohíbe estar solo con cualquier mujer que no sea su esposa.
Ceder el escenario
Después de asumir el cargo, Pence dejó que Trump ocupara todo el escenario. Se ocupó silenciosamente en trabajos importantes, como ser el enlace con el Congreso y los republicanos, y realizar importantes misiones diplomáticas. Y adaptó sin problemas sus posturas políticas anteriores al enfoque de Trump sobre comercio, relaciones diplomáticas e inmigración.
En sus primeros viajes a Europa y Asia, preparó el escenario para los cambios radicales de la política estadounidense empujados por Trump mientras tranquilizaba a los aliados preocupados por la retórica explosiva del presidente.
Pence siguió siendo un jugador de equipo, nunca ventiló sus diferencias con Trump ni se promocionó a sí mismo, pecados que truncaron las carreras de otros en el gabinete de millonario republicano.
Eso no cambió en marzo, cuando Pence fue nombrado como la cara pública del grupo de trabajo sobre el coronavirus de la Casa Blanca. Haciéndose eco de la propia personalidad de Pence, las reuniones informativas diarias del grupo, con un gran número de científicos, buscaban introducir calma, claridad y rigor en la información pública, hasta que Trump socavó sus mensajes sobre el distanciamiento social, las máscaras faciales y los posibles tratamientos.
La motivación de Pence nunca ha sido clara. ¿Ha estado, como muchos vicepresidentes, esperando el momento oportuno para su propia oportunidad en la presidencia? ¿O tolera a Trump, como muchos republicanos, porque en su posición puede impulsar la agenda de los conservadores sociales?
A principios de este año, se especuló que Trump, que enfrenta una lucha cuesta arriba por la reelección, reemplazaría a Pence con alguien que podría entusiasmar a más votantes, como la exembajadora en la ONU Nikki Haley o el secretario de Estado, Mike Pompeo.
Pero al final, la extraña pareja se mantuvo unida, y Trump aclamó a su número dos en agosto al decir que es “sólido como una roca”.
Kamala Harris, la dinámica exfiscal que aspira a la Casa Blanca
Por su parte, la senadora demócrata Kamala Harris estará bajo los focos en el debate ante el vicepresidente Pence, ocasión en la que podrá desplegar sus habilidades argumentativas contra cuatro años más de Donald Trump en la Casa Blanca.
Harris, de 55 años, primera afroamericana en integrar una formula presidencial, es una compañera joven y dinámica para el candidato presidencial demócrata Joe Biden, de 77.
En el debate, buscará usar sus dotes como exfiscal general y fiscal de California para argumentar un caso “abierto y cerrado” contra Trump y Pence, como lo describió en agosto al aceptar la nominación a la vicepresidencia, empleando un argot legal para referirse a un caso fácil de ganar.
Harris concitó la atención nacional hace un año en un debate durante las primarias demócratas con sus duros ataques contra… Joe Biden.
Ante un auditorio y un rival sorprendido, criticó el historial racial del exsenador y su oposición en los años 70 a los programas para terminar con la segregación en el transporte escolar. Al contar, cómo, cuando era niña, viajaba en uno de los autobuses que llevaban a escolares negros a barrios blancos, causó conmoción y se disparó en las encuestas.
Fue un momento decisivo que reveló la confianza, el filo y el carisma de una estrella política en ascenso, que se enfrentará al segundo de Trump en el debate de Salt Lake City.
Pero Pence estará en máxima alerta, ante el aumento de la atención en el debate después de que Trump se contagiara el coronavirus, y en momentos en que la fórmula por la reelección está rezagada en las encuestas.
“Sabe debatir”, dijo Harris a los periodistas el mes pasado. “Entonces, estoy muy preocupada, como si solo pudiera decepcionar”, agregó entre risas.
Pionera
Hija de inmigrantes de Jamaica e India, Harris ha sido una pionera política desde los comienzos de su carrera.
Recuerda que a su madre le gustaba decirle: “Podrías ser la primera en lograr muchas cosas, pero asegúrate de no ser la última”.
Harris fue la primera fiscal general negra de California y la primera mujer en ocupar ese puesto. Y fue la primera con ascendencia india en llegar al Senado.
Ahora busca convertirse en la primera vicepresidenta.
Y mientras se espera que Biden sirva solo durante un mandato si resulta electo, Harris se vería en muy buena posición para obtener la nominación demócrata para 2024 e intentar convertirse en la primera mujer en liderar la Casa Blanca.
Desde que abandonó la carrera por la candidatura de su partido en diciembre para apoyar a Biden, Harris ha intensificado sus críticas a Trump en varios temas, desde el fomento de las tensiones raciales a la demonización de los inmigrantes y su manejo de la pandemia de covid-19.
“Hay una razón por la que [el coronavirus] golpeó más a Estados Unidos que a cualquier otra nación desarrollada”, dijo Harris en su discurso de aceptación de la candidatura a la vicepresidencia. “Es por el fracaso de Trump en tomárselo seriamente desde el principio”.
La vida de Harris y de sus padres inmigrantes representa de varias formas al sueño americano.
Nació el 20 de octubre de 1964 en Oakland, California. Su padre era un profesor de economía y su madre una investigadora del cáncer. Su madre, que falleció en 2009, crió a Kamala y a su hermana Maya.
Harris sirvió como fiscal de distrito en San Francisco durante dos períodos.
En 2010 fue elegida fiscal general de California, y reelegida en 2014, año en que contrajo matrimonio con Douglas Emhoff.
Pero su fracaso en poner en marcha reformas en la justicia penal como fiscal general y su reputación de dureza no agradó a algunos votantes afroamericanos durante las primarias. Esta es su segunda oportunidad.