Influyentes senadores oficialistas y de la oposición rechazaron enérgicamente el jueves la sugerencia del presidente Donald Trump de que podría no aceptar la derrota en las elecciones de noviembre, advirtiéndole que Estados Unidos no es “Corea del Norte”.
Un día después de que Trump se negara a garantizar claramente una transferencia pacífica del poder, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, aseguró a los votantes que el ganador de las elecciones del 3 de noviembre asumirá el cargo en enero tal como está previsto.
Mientras tanto, el FBI rechazó implícitamente la sugerencia de Trump de que se estaba preparando un fraude masivo con el aumento de las papeletas de votación enviadas por correo, y advirtió sobre el riesgo de desinformación sobre el tema.
Trump provocó indignación el miércoles al sugerir que podría no respetar los resultados de las elecciones o no tratar las boletas de votación por correo como legítimas.
“Bueno, vamos a tener que ver qué pasa”, dijo en una conferencia de prensa en la Casa Blanca al ser consultado sobre su compromiso con el traspaso pacífico del poder si es derrotado.
“Ustedes saben que me he estado quejando muy fuertemente de las papeletas y las papeletas son un desastre”, agregó.
El jueves, Trump repitió su afirmación de que no se puede confiar en las boletas de votación enviadas por correo en una entrevista de radio.
Presionada por sus comentarios, la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, aseguró que “el presidente aceptará los resultados de unas elecciones libres y justas”.
“No es Corea del Norte”
A Trump puso en duda la transferencia de poder cuando su rival demócrata, Joe Biden, lo aventaja en la mayoría de las encuestas nacionales.
Pero el influyente senador republicano McConnell lanzó una advertencia velada a Trump.
“El ganador de las elecciones del 3 de noviembre será investido el 20 de enero”, tuiteó. “Habrá una transición ordenada como ha habido cada cuatro años desde 1792”.
Otros políticos fueron más terminantes.
“Fundamental para la democracia es la transición pacífica del poder; sin eso, es Bielorrusia”, tuiteó el senador republicano Mitt Romney.
Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de representantes y líder demócrata en el Congreso, dijo que era necesario recordarle a Trump en qué país vive.
“No está en Corea del Norte, no está en Turquía, no está en Rusia, señor presidente”, dijo.
El senador Bernie Sanders, a quien Trump considera de extrema izquierda y antiestadounidense, criticó al mandatario por tener “poco respeto” por la Constitución.
“Lo que está diciendo es que si gana las elecciones, eso es genial. Pero si pierde, está amañado, porque la única forma, la única manera de que puede perder, es si está amañado”, afirmó.
Preocupaciones sobre el voto por correo
En la campaña electoral, Trump ha hecho repetidamente acusaciones sin pruebas de que los demócratas podrían manipular las elecciones aprovechando un aumento en la votación por correo debido a la pandemia de covid-19.
El miércoles, afirmó que todos los votos enviados por correo serán sospechosamente emitidos para Biden y no deberían contarse.
“Las papeletas están fuera de control”, dijo. “Desháganse de las papeletas y (…) no habrá transferencia, francamente. Habrá una continuación”.
Los funcionarios electorales temen que no haya un ganador claro el día después de las elecciones, ya que millones de boletas de votación enviadas por correo tardan en entregarse a las oficinas electorales locales y ser tabuladas.
El FBI y los servicios de inteligencia de Estados Unidos han advertido que personas dentro y fuera del país podrían aprovechar ese período para difundir noticias falsas sobre el fraude, despertando dudas sobre el proceso electoral.
Sin embargo, el jueves, el director del FBI, Chris Wray, dijo en una audiencia en el Senado que no habían visto ningún esfuerzo coordinado para manipular los resultados de las elecciones, “ya sea por correo o de otro modo”.
Republicanos y demócratas y Trump tienen claro que los recuentos de votos locales y estatales pueden ser impugnados en los tribunales, posiblemente en muchos casos, y que esas disputas pueden acabar en la Corte Suprema, que terminó decidiendo la elección de noviembre de 2000 en favor del candidato republicano, George W. Bush.
Trump dijo esta semana que esa es una de las razones por las que se apresura a nominar a un conservador para reemplazar a Ruth Bader Ginsburg, la jueza progresista de la Corte Suprema que murió la semana pasada.
Si Trump logra que su nominado sea confirmado, los conservadores ocuparían seis de los nueve escaños del máximo tribunal del país.