Sus nombres se han convertido en un canto de cólera en las protestas que recorren Estados Unidos. Son afroestadounidenses y sus muertes este año a manos de la policía o de civiles han provocado manifestaciones en varios países.
En las calles y redes sociales, los manifestantes instan a decir sus nombres junto con la consigna “Black Lives Matter” (“Las vidas de los negros importan”).
Breonna Taylor
Breonna Taylor, una técnica de emergencias de 26 años, fue abatida por la policía en su propio apartamento.
El 13 de marzo, tres policías vestidos de civil entraron a su domicilio en la ciudad de Louisville, en Kentucky (al este), con una orden de allanamiento en busca de dos presuntos narcotraficantes. Era de noche.
El novio de Taylor, que estaba en la cama con ella, agarró una pistola y disparó a los agentes. Según dijo más tarde, pensaba que eran delincuentes.
Los policías, que no habían activado las cámaras que llevan encima, mataron a Taylor de ocho disparos. Uno de los agentes resultó herido en el tiroteo.
Los tres policías rellenaron un informe sobre lo ocurrido plagado de errores, y fueron suspendidos.
Pero más de cinco meses después, ninguno de ellos ha sido detenido ni inculpado, y la herida sigue abierta en la comunidad afroestadounidense de Kentucky.
George Floyd
Este hombre de 46 años murió asfixiado el 25 de mayo durante su arresto en Minneapolis, en el estado de Minnesota, en el Medio Oeste de Estados Unidos.
Un policía blanco le clavó la rodilla en el cuello durante más de ocho minutos, ignorando las súplicas de Floyd, que advirtió varias veces de que no podía respirar.
La detención y muerte de Floyd fue filmada por transeúntes, y el vídeo se viralizó en las redes sociales provocando una gran conmoción en todo el país.
La indignación causó multitudinarias protestas en Estados Unidos para denunciar el racismo sistémico y la violencia policial, y tuvo eco en el extranjero, donde también hubo manifestaciones contra los malos tratos infligidos a las minorías étnicas.
El rostro de Floyd, que era padre de tres niños, se ha convertido en el símbolo de las marchas antirracistas en Estados Unidos.
Ahmaud Arbery
Este joven de 25 años fue asesinado a tiros en febrero en la ciudad de Brunswick, en Georgia (sur). Había salido a correr por un barrio residencial cuando dos hombres blancos, un padre y su hijo, lo asaltaron a plena luz del día.
Según ellos, persiguieron a Arbery en su camioneta tras confundirlo con un ladrón, aunque tras el ataque uno de ellos profirió insultos racistas, según testigos.
El escándalo estalló una vez más tras la difusión de un vídeo del asesinato en las redes sociales a principios de mayo, y aumentó cuando se comprobó que nadie había sido detenido dos meses después de lo ocurrido.
La indignación pública llevó a una nueva investigación y a la detención de tres hombres: Gregory McMichael, de 64 años, su hijo Travis, de 34, y William Bryan, de 50 años, el autor del vídeo del asesinato.
Jacob Blake
Un policía blanco hirió gravemente este domingo a Jacob Blake, de 29 años, en Kenosha, una ciudad del estado de Wisconsin, en el Medio Oeste de Estados Unidos.
Blake recibió siete u ocho disparos por la espalda mientras intentaba entrar en su coche, ante la mirada de sus tres hijos.
Un testigo filmó la escena, y los dos policías que intentaban detener a Blake fueron suspendidos.
Blake tiene una lesión en la médula espinal, y según su familia es muy probable que quede paralítico.
Un abogado de la familia aseguró que Blake había intentado mediar en una disputa doméstica entre dos mujeres.
Tres meses después de la muerte de Floyd, este caso ha provocado protestas, en ocasiones violentas, en varias ciudades del país.
En Kenosha, dos personas murieron por disparos el martes por la noche en una de esas protestas, a las que acudieron varias personas armadas dispuestas a evitar actos vandálicos.
La policía detuvo este miércoles a un adolescente de 17 años, sospechoso de esas dos muertes.