Durante toda su vida fue una destacada integrante de la élite y el jet set británico, pero ahora Ghislaine Maxwell podría terminar su vida en la cárcel si es hallada culpable de colaborar con su exnovio, el fallecido Jeffrey Epstein, en el tráfico sexual de chicas adolescentes.
La hija del magnate británico de los medios Robert Maxwell, de 58 años, fue detenida el jueves de mañana por el FBI en New Hampshire, y fue acusada por la fiscalía del distrito sur de Nueva York de seis delitos por ayudar a Epstein a reclutar jovencitas para cometer actos sexuales ilegales, y a veces por participar en ellos.
Poco después compareció ante una jueza de New Hampshire que le leyó los cargos en una audiencia telefónica a raíz de la pandemia de coronavirus.
Desde el arresto del financista de 66 años hace un año, mucho se ha especulado sobre Maxwell, considerada una mujer misteriosa con estrechos lazos con la realeza británica y políticos y millonarios estadounidenses.
Nacida en Francia, educada en Oxford y poseedora de varios pasaportes, desapareció el verano boreal pasado, tras la sorpresiva muerte de Epstein por suicidio en la cárcel mientras aguardaba su juicio.
Las acusadoras de Epstein la describen como la mano derecha y persona de confianza del financista. Era su novia y al mismo tiempo reclutaba y mantenía una red de jovencitas para satisfacer sus deseos sexuales, aseguran.
Según 2.0000 páginas de documentos judiciales divulgados justo antes de su muerte, Epstein aseguraba tener la necesidad “biológica” de sexo tres veces al día.
Las acusadoras en este caso -algunas pobres y menores de edad en la época de los presuntos abusos- dijeron que los “reclutadores” de Epstein se les acercaban cerca de la escuela o de sus sitios de trabajo.
Los fiscales acusan ahora a Maxwell de reclutar jovencitas, algunas de apenas 14 años, entre 1994 y 1997, y de persuadirlas de dar masajes sexuales a Epstein con el torso o todo el cuerpo desnudo, y eventualmente otros actos sexuales.
Amigos poderosos
El nombre de Maxwell se hizo conocido en 1991 cuando su padre -un magnate de los medios que fue miembro del parlamento durante seis años- murió en las Islas Canarias al caer desde el yate bautizado “Lady Ghislaine” en honor a su hija.
Los rumores corrieron tras la aparente muerte accidental por ahogamiento del empresario nacido en 1923 en Checoslovaquia, junto a detalles de sus fraudes financieros en el Mirror Group Newspapers que ensuciaron el apellido familiar.
Pero eso no detuvo el ascenso de Maxwell: se construyó una nueva vida opulenta en Manhattan y se convirtió en un personaje constante del circuito internacional de fiestas lujosas.
Su círculo social incluía al príncipe Andrés de Gran Bretaña, al presidente estadounidense Donald Trump y a la familia Clinton. Incluso aparece en una foto del casamiento de Chelsea Clinton en 2010, mientras ésta camina hacia el altar del brazo de su padre.
Un periodista de Vanity Fair la describió en 2011 como educada, con amigos poderosos, “siempre la persona más interesante, más vivaz, más inusual en cualquier habitación”.
“Su agenda de contactos aplasta la de casi cualquier persona que pueda imaginar”, dijo.
Maxwell practica buceo ávidamente y tiene formación de piloto, según reportes de prensa. También fundó una organización, Proyecto TerraMar, para la protección de los mares, pero fue luego disuelta.
“Villana”
La explosiva inculpación de Maxwell tiene lugar tras años de acusaciones en su contra, que ella niega.
En una demanda por difamación de 2015, Virginia Giuffre acusó a Maxwell de reclutarla como masajista de Epstein cuando era adolescente y trabajaba en la residencia de Trump en Florida, Mar-a-Lago.
Giuffre también asegura que fue traficada a los 17 años para tener sexo con el príncipe Andrés y otros amigos de Epstein.
La demanda se saldó con un acuerdo antes de llegar a juicio en 2017.
Maxwell fue arrestada el jueves en Bradford, New Hampshire. El FBI dijo que vigilaba hace tiempo su paradero.
Al anunciar los cargos, el jefe del FBI en Nueva York, William Sweeney, la calificó de “villana”.
“Recientemente nos enteramos de que se había escabullido a una magnífica residencia en New Hampshire, donde seguía viviendo una vida de privilegio mientras sus víctimas viven con el trauma que se les provocó hace años”, dijo Sweeney.