Manifestantes incendiaron la noche del jueves una comisaría de policía en Minneapolis, en el norte de Estados Unidos, en la tercera noche de protestas por la muerte de un hombre negro a manos de la policía poco después de ser arrestado.
Miles de personas presenciaron el incendio en la zona norte de la ciudad, después de que algunos derribaran las barreras que protegían el edificio y rompieran las ventanas.
Los policías de la comisaría habían salido antes del incendio, según las autoridades por “seguridad” de su personal, informaron en un comunicado de prensa.
Las manifestaciones habían sido hasta ahora mayoritariamente pacíficas, con las multitudes contenidas por las fuerzas de seguridad, pero en las últimas horas hubo saqueos en una treintena de tiendas e incendios en los alrededores de la comisaría donde trabajaban los policías involucrados en el caso. Y las autoridades respondieron con el uso de gas lacrimógeno.
El gobernador del estado de Minnesota firmó un decreto para autorizar la intervención de la guardia nacional y el envío de 200 policías estatales y helicópteros.
“La muerte de George Floyd debe generar justicia y reformas fundamentales, no más muertes y destrucción”, dijo el gobernador Tim Walz en un comunicado el miércoles.
El afroestadounidense de 46 años murió el lunes por la noche justo después de ser detenido por la policía, que sospechaba que había querido falsificar un billete de 20 dólares.
Durante la detención, un oficial lo mantuvo en el suelo presionando su rodilla sobre su cuello durante varios minutos. “Ya no puedo respirar”, se le escucha decir a Floyd en un video que se volvió viral. Tras quedar inmóvil, el hombre fue trasladado a un hospital, donde declararon su muerte.
Los cuatro agentes involucrados en el arresto de Floyd fueron despedidos y las autoridades locales y federales están investigando el caso. Pero aún no se han presentado cargos, lo que alimenta la ira y la frustración.