Turquía y Estados Unidos discutieron este lunes sobre la creación de una “zona de seguridad” en el norte de Siria, después de un nuevo episodio de tensiones relativo a la suerte de las milicias kurdas YPG.
El presidente Donald Trump dijo el domingo en Twitter que Estados Unidos “devastará a Turquía económicamente si ataca a los kurdos”, en momentos que Ankara amenaza con lanzar una nueva ofensiva contra las Unidades de Protección Popular (YPG), un grupo armado kurdo considerado “terrorista” por Ankara pero apoyado por Washington en la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Turquía afirmó este lunes que no está “intimidada” por las “amenazas” de Trump y que seguirá combatiendo a las YPG.
Donald Trump y su par turco, Recep Tayyip Erdogan, se entrevistaron por teléfono la noche del lunes y “abordaron la idea de la creación de una zona de seguridad sin terrorismo en el norte del país”, según un comunicado de la presidencia turca, que no brindó más detalles.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, explicó a la prensa este lunes tras dejar Riad -que visitaba en el marco de una gira por Oriente Medio- que continúan las conversaciones para crear una “zona tampón” en Siria.
“Queremos una frontera segura” y “sin violencia” para “todas las partes”, afirmó.
El jefe de la diplomacia turca, Mevlüt Cavusoglu, aseguró que Turquía “no está en contra” de un proyecto en esa línea y recordó que Ankara reclamó en varias ocasiones en los últimos años la creación de una zona de unos 30 kilómetros de largo para proteger su frontera con Siria de las posiciones controladas por las YPG.
Las YPG constituyen uno de los principales puntos de discordia entre Turquía y Estados Unidos, aliados en la OTAN, cuyas relaciones se han degradado desde 2016.
Según el comunicado de la Casa Blanca, durante la entrevista telefónica Trump también destacó “la importancia para Estados Unidos de que Turquía no maltrate a los kurdos”.
El presidente estadounidense añadió más tarde en un tuit, que abordó con su homólogo turco “todos los temas”, entre ellos el combate contra “lo que queda del grupo Estado Islámico” o el “desarrollo económico” entre sus dos países, viendo a ese nivel un “gran potencial”.
“Problemas menores”
Trump había anunciado en diciembre que retiraría a los 2.000 soldados estadounidenses desplegados en Siria, lo que generó inquietud sobre el futuro de los combatientes kurdos sirios.
Turquía teme que éstos intenten crear a las puertas de su territorio un embrión de Estado kurdo susceptible de avivar las aspiraciones de los separatistas kurdos en Turquía.
Las sanciones económicas que impuso Estados Unidos a Turquía el pasado verano boreal debido al mantenimiento en prisión de un pastor estadounidense provocaron el hundimiento de la divisa turca.
La puesta en libertad del pastor en octubre permitió a la moneda recuperarse.
Según el comunicado de la presidencia turca, Erdogan y Trump acordaron este lunes reforzar las relaciones económicas entre los dos países.
Aunque Turquía, uno de los principales actores en la guerra en Siria, parece concentrar ahora sus esfuerzos en una eventual ofensiva contra los kurdos sirios, también está implicado en Idlib, último bastión de los rebeldes insurgentes en el noroeste del país.
En esa zona patrocinó con Rusia un acuerdo de alto el fuego que ha permitido evitar un ataque del régimen de Damasco.
A pesar de este acuerdo, los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) ampliaron su control al conjunto de la provincia, tras un asalto contra facciones rebeldes apoyadas por Ankara.
El acuerdo sobre Idlib “se ha aplicado con éxito y nuestros equipos están trabajando juntos para resolver problemas menores”, afirmó Cavusoglu.
El jefe de HTS, Abu Mohamad al Julani, declaró el lunes que apoya la idea de una ofensiva militar turca contra las YPG, según una entrevista publicada el lunes por el medio Amjad, afiliado a HTS.