El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmó este lunes las controvertidas medidas contra familias de inmigrantes en la frontera, a pesar del creciente escándalo por los miles de casos de separación familiar.
“Estados Unidos no será un campo de inmigrantes, y no será un complejo para mantener refugiados. No lo será”, dijo el mandatario, quien llegó a mencionar la crisis migratoria en Europa para justificar sus criticadas medidas internas.
Según el mandatario, entre los inmigrantes que buscan entrar al país hay personas “que pueden ser asesinos y ladrones, y muchas cosas más. Queremos un país seguro, y eso empieza en la frontera. Y así será”.
En solamente seis semanas entre abril y fines de mayo, casi 2.000 niños y menores de edad fueron separados de sus familias al ingresar clandestinamente al país, en una medida que desató una ola de indignación generalizada en el país.
La controversia es de tal magnitud que Trump se refirió al tema durante una ceremonia en la Casa Blanca dedicada al programa espacial estadounidense.
En su discurso, Trump dijo que “si uno mira lo que ocurre en Europa, lo que ocurre en otros lugares… no podemos permitir que eso ocurra en Estados Unidos. No bajo mi mando”.
Poco antes, en una serie de mensajes en Twitter, Trump se había referido al “gran error” de Europa de permitir la entrada a su territorio de “millones de personas que han cambiado su cultura de forma tan fuerte y violenta”.
EEUU “no pedirá disculpas”
En tanto, la Secretaria de Seguridad Interna, Kirstjen Nielsen, dijo este lunes que Estados Unidos “no pedirá disculpas o ceder por estar haciendo el trabajo que los estadounidenses esperan que hagamos”.
“No se confundan: nuestra frontera (sur) está en crisis. Está siendo explotada por criminales, contrabandistas y miles de personas que no tienen respeto por nuestras leyes”, dijo Nielsen.
De acuerdo con la funcionaria, el gobierno no tiene opción sino separar a los niños de las familias inmigrantes.
“No podemos detener niños con sus padres. Debemos liberar a padres y niños (…) o debemos separarlos para que poder procesar a los adultos”, justificó.
Por su parte, el Secretario de Justicia y Fiscal General, Jeff Sessions, también aseguró que el gobierno no desea continuar con la odiosa política de separar niños de sus familiares, pero también coincidió en la falta de opción.
“No queremos separar niños de sus padres (…) Y No queremos traer niños a este país de forma clandestina, poniéndolos en riesgo”, alegó.
Sin embargo, Sessions reforzó que “ésta es una de las razones por las que los estadounidenses eligieron presidente a Trump. Para poner fin de la ilegalidad en la frontera sur”.
Sin embargo, Trump volvió a insistir este lunes en que la responsabilidad por esta situación es de los legisladores del Partido Demócrata, quienes se niegan a negociar una ley migratoria.
“Si los demócratas deciden sentarse a negociar en vez de obstaculizar, podríamos hacer algo muy rápidamente, algo bueno para los niños, para el país, y para el mundo. Eso podría ocurrir rápidamente”, dijo.
La insistencia de Trump en que la odiosa normativa que separa familias se apoya en una legislación aprobada durante el gobierno de Barack Obama ya ha sido cuestionada por legisladores demócratas y republicanos.
Airadas reacciones
La medida de separación de niños familias ya provocó airadas reacciones no solo en Estados Unidos sino también en el ámbito de la ONU.
En una rara crítica directamente dirigida a Washington, la oficina del Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterres, apuntó claramente que los niños “no deben ser separados de sus familiares”.
“Como regla general, el Secretario general cree que refugiados y emigrantes deben ser tratados con respeto y dignidad”, afirmó el vocero de Guterres, Stephane Dujarric.
“Los niños no deben ser traumatizados siendo separados de sus padres. Debe preservarse la unidad familiar”, añadió.
En tanto, el Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, Zeiz Ra’ad Al Hussein, apuntó que la medida es “inadmisible” y “cruel”.
En una nota, la líder del bloque de legisladores demócratas en la Cámara Representantes, Nancy Pelosi, calificó como “bárbara” la normativa adoptada por el gobierno de Trump.
“Esta política bárbara viola nuestras leyes de asilo y los derechos constitucionales de los padres”, aseguró.
El coro de indignados tuvo también la voz de Laura Bush, esposa del ex presidente George W. Bush, para quien “esta política de tolerancia cero es cruel. Es inmoral y rompe mi corazón”.