El reo con más años en el corredor de la muerte del mundo, Iwao Hakamada, fue absuelto este jueves por un tribunal de Japón más de medio siglo después de ser condenado a muerte por asesinato múltiple.
“El tribunal declara al acusado inocente”, fueron las palabras del juez Koshi Kunii, del tribunal de distrito de Shizuoka, al oeste de Tokio.
Hakamada fue condenado a la pena capital en 1968 por el asesinato de la familia de su jefe y permaneció en prisión hasta 2014, cuando la justicia anuló esa sentencia por dudas sobre la veracidad de las pruebas.
Posteriormente, se ordenó celebrar un nuevo juicio. La nueva sentencia reconoce que existió “falsificación de pruebas” por las que Hakamada fue incriminado por parte de la Fiscalía.
Debido a su delicado estado de salud, Hakamada no acudió al tribunal, pero sí estaba en la sala su hermana mayor Hideko, de 91 años, quien hizo varias reverencias al juez después de conocer su decisión.
“Hemos ganado la absolución, todo gracias a su apoyo”, dijo la mujer al salir del tribunal, dirigiéndose al público congregado, con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada.
Pruebas “fabricadas” para inculpar a Iwao Hakamada
Hakamada, exboxeador profesional nacido en Shizuoka en 1936, fue condenado a muerte por supuestamente en 1966 asesinar al dueño de la fábrica de miso (soja fermentada) en la que trabajaba, a la mujer de este y a los dos hijos de la pareja y, seguidamente, quemar su casa.
La nueva sentencia alude a varias irregularidades en las indagaciones, entre ellas la vulneración del derecho de Hakamada a permanecer en silencio y prácticas “inhumanas” durante el interrogatorio.
El acusado admitió haber perpetrado el crimen en el decimonoveno (19) día de un ciclo de interrogaciones que se prolongaban una media de 12 horas diarias. Sin embargo, luego negó incansablemente los hechos desde la primera sesión del juicio contra su persona.
Además, la sentencia emitida esta jornada señala que otra de las principales pruebas empleadas para su condena, unas prendas de ropa que supuestamente pertenecían al procesado y fueron halladas con aparentes manchas de sangre, así como restos de su ADN 14 meses después del asesinato escondidas en unos tanques de miso (soja fermentada), fueron “fabricadas” por los investigadores.
El caso se ha convertido en un símbolo para los partidarios de la abolición de la pena de muerte en Japón, minoritarios, según los sondeos.
Los condenados a muerte son a menudo avisados con apenas unas horas de antelación de su ejecución. Esta se lleva a cabo por ahorcamiento, el único método admitido en el archipiélago asiático.