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Cheng Pei Ming, un hombre de 58 años, se convertiría en la primera persona en sobrevivir a la cosecha forzada de órganos realizada en China contra prisioneros religiosos, revelando los horrores a los que fue sometido. Tras años de tortura por practicar Falun Gong, Cheng hablará en público por primera vez en Washington, revelando cómo le extrajeron partes de su pulmón y hígado en un hospital chino hace 20 años. La prohibición de Falun Gong en 1999 coincidió con un auge en la industria de trasplante de órganos en China, con órganos disponibles en días. Aunque el gobierno chino niega las acusaciones, expertos en derechos humanos han denunciado la cosecha forzada en minorías como los practicantes de Falun Gong, uigures, tibetanos, musulmanes y cristianos. Cheng, quien vivió como refugiado de la ONU por años, escapó de múltiples secuestros y torturas, siendo sometido a una operación donde le extirparon partes de su hígado y pulmón.

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Cheng Pei Ming, un hombre de 58 años, sería la primera persona conocida en sobrevivir a la cosecha forzada de órganos realizada en China contra prisioneros religiosos.

Después de años de tortura, Cheng ha decidido romper el silencio y exponer al mundo las atrocidades a las que fue sometido.

Según consignó el medio británico, The Telegraph, el próximo viernes, Cheng hablará públicamente por primera vez en Washington, donde compartirá cómo, hace 20 años, le fueron extraídas partes de su pulmón y de su hígado en un hospital chino.

A pesar de haber sobrevivido a esta experiencia traumática, aún sufre de dolores extremos y lleva consigo una cicatriz que envuelve su pecho hasta la espalda.

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Cicatriz de Cheng.

La prohibición de Falun Gong

Según consignó el citado medio, Cheng fue arrestado y torturado durante años por practicar Falun Gong, un movimiento espiritual que surgió en la década de 1990 en China. Este movimiento, que promovía la paz y la compasión, se extendió rápidamente por todo el país, pero en 1999 fue prohibido y brutalmente reprimido por el PCCh, que lo consideró una amenaza para el Estado y lo etiquetó como una “secta maligna”.

Desde la prohibición de Falun Gong, la industria de trasplante de órganos en China experimentó un crecimiento explosivo, con órganos vitales disponibles en hospitales estatales en cuestión de días, un tiempo récord que ningún otro sistema de trasplantes en el mundo ha logrado.

En 2019, un tribunal independiente en Londres concluyó que el gobierno chino continúa cometiendo crímenes contra la humanidad, utilizando a minorías, como los practicantes de Falun Gong, para la cosecha forzada de órganos.

Aunque el PCCh ha negado repetidamente estas acusaciones, en 2021 expertos en derechos humanos de la ONU denunciaron que otras minorías, incluidos uigures, tibetanos, musulmanes y cristianos, también habían sido víctimas de estas prácticas.

Cheng aseguró que no puede comprender por qué el régimen atacaría una religión que promueve la bondad y la empatía. “Falun Gong enseña a las personas a ser buenas y a tener compasión por los demás. No representamos ningún daño para la sociedad; la persecución contra nosotros nunca debió haber ocurrido”, afirmó.

Vivió como refugiado de la ONU por años

Durante 14 años, Cheng logró evadir a las autoridades chinas, pasando cinco años en Tailandia, donde obtuvo el estatus de refugiado de la ONU, antes de llegar a Estados Unidos en julio de 2020.

Su calvario comenzó en septiembre de 1999 cuando fue arrestado por primera vez. A lo largo de los años, fue “secuestrado” cinco veces por el PCCh, sufriendo torturas que él describe como “insoportables”.

En 2002, fue condenado a ocho años de prisión, durante los cuales señaló haber visto a otros practicantes de Falun Gong desaparecer, algunos enviados a campos de trabajo forzado y otros torturados hasta la muerte.

En julio de 2004, Cheng fue llevado a un hospital donde, según él, agentes del PCCh intentaron forzarlo a firmar formularios de consentimiento. Al negarse, lo derribaron y lo sedaron. Cuando despertó tres días después, estaba encadenado a una cama con una incisión de 35 cm en el pecho. Expertos en trasplantes confirmaron que le habían extirpado secciones de su hígado y pulmón izquierdo.

Dos años después, fue llevado de nuevo al hospital, pero esta vez logró escapar cuando uno de los guardias se quedó dormido. Durante nueve años, vivió bajo nombres falsos, siempre en fuga, hasta que finalmente logró salir de China.

El Dr. Charles Lee, un destacado defensor del movimiento Falun Gong que también fue arrestado y torturado por el PCCh en 2003, destacó la importancia del testimonio de Cheng. “Hemos escuchado informes durante décadas sobre el trato inhumano hacia los practicantes de Falun Gong, pero ahora tenemos al primer testigo vivo”, afirmó, advirtiendo que esta situación debe ser una alarma para las personas y gobiernos de todo el mundo.