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Park Jung-oh ha estado lanzando botellas con arroz al mar hacia Corea del Norte durante los últimos diez años para ayudar a quienes sufren bajo el régimen opresivo. Huyó de su país en 1998 y, consciente de la extrema necesidad de sus compatriotas, ha lanzado más de 100 mil botellas con arroz y pendrives con música k-pop para llegar a la costa norcoreana. A pesar de las tensiones y restricciones gubernamentales, Jung-oh continúa con su labor humanitaria, apoyado por otros desertores norcoreanos y activistas. A pesar de los desafíos y el temor a posibles represalias, se mantiene firme en su misión de llevar ayuda a quienes lo necesitan.

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Por cerca de diez años Park Jung-oh ha estado lanzando botellas con arroz al mar en Corea del Norte para que lleguen a la costa de Corea del Norte y así ayudar a quienes viven encerrados por el régimen.

El activista que ayuda a norcoreanos lanzando desde Corea del Sur miles de botellas con comida al mar

Aprovechando las corrientes marinas, ha logrado ingresar de manera clandestina una gran cantidad del alimento en su vecino del norte, pese a las crecientes tensiones entre ambas naciones.

Según dio a conocer la BBC, el hombre huyó de su país en 1998 junto a su familia. Durante su vida en su país natal, solía ver cadáveres en las calles de personas que morían por hambre. Luego de desertar, el régimen norcoreano prometió perseguir a cada uno de los miembros del clan familiar.

Pese a esto, y consciente de la realidad que viven sus compatriotas, se convirtió en un activista que ha lanzado más de 100 mil botellas al mar durante los últimos diez años. Cada uno de estas contiene alrededor de 1,5 kg de arroz para que puedan ser cocinados por quienes los recogen en la costa norcoreana.

botellas
colglobalnews.com

Su labor ha sido apoyada por otros desertores norcoreanos y grupos de activistas quienes han decidido colaborar, lanzando paquetes de ayuda con alimentos y medicinas.

“Enviamos las botellas porque la gente de la misma nación se muere de hambre. ¿Está tan mal?”, señala un decidido Park Jung-oh, quien continúa con esta labor a pesar de las restricciones que ha impuesto el gobierno de su país.

En junio de 2020 Corea del Sur prohibió el envío de material “anti-Corea del Norte” a través de la frontera, medida que en septiembre pasado fue anulada por el Tribunal Constitucional. Esto, aseveró, significó “un nuevo comienzo” para su activismo.

Junto a su esposa, fundaron la organización Keun Saem para organizar el lanzamiento de estas botellas, labor que fueron “profesionalizando” con el tiempo, consultando con expertos del Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología Oceánicas para aprender sobre los horarios de las mareas altas.

De esta manera, en aquellos momentos en los que el agua fluye más rápido, logran que la ayuda llegue a la provincia norcoreana de Hwanghae en apenas cuatro horas. Algunas botellas contienen además pendrives con música k-pop, series surcoreanas y documentales.

Eso sí, reconoce que cada vez la tarea se ha dificultado más, ya que ha generado cierto rechazo debido al temor por una eventual respuesta militar que podría provocar en las autoridades del aislado régimen. Algunos lugareños creen que su actividad amenaza la seguridad. Aún así, él y sus voluntarios se mantienen firmes.

En un comienzo, los habitantes de Corea del Norte recibían con desconfianza las botellas que llegaban a sus costas. No obstante, poco a poco eso fue cambiando. “Una vez escuché que una norcoreana sospechó del arroz dentro de la botella, así que lo preparó al vapor y se lo dio a un perro”, señaló.

“Y como el perro estaba bien, probó el arroz y pensó que la calidad era muy buena. Entonces, lo vendió a un precio alto y compró una gran cantidad de cultivos baratos como maíz”, añadió.

Cabe señalar que medios como Col Global señalan que Norcorea ha reforzado sus fronteras así como también ha diseñado estrategias para interceptar la ayuda que sus vecinos del sur intentan hacer llegar. De hecho, incluso se ha reportado el envío de globos de helio con elementos.

En tanto, el sitio NK News, que aborda temas ligados a Corea del Norte, precisa que si bien el régimen de Kim Jong-un no ha denunciado específicamente los lanzamientos de estas botellas, en 2023 el Estado advirtió a los ciudadanos que evitaran “objetos extraños” para “evitar enfermarse”.

En aquella oportunidad, el gobierno autoritario culpó a los artículos enviados a través de la frontera por la propagación del covid en el país.

Control total

El control que ejerce el régimen norcoreano entre su habitantes es tal, que incluso los dispositivos electrónicos están intervenidos.

Martyn Williams, experto en tecnología y uno de los investigadores del programa 38North del Instituto Stimson, dijo recientemente que los móviles y tablets que usan los norcoreanos a diario tienen “extraordinarios mecanismos de seguridad”.

Lo anterior impide al usuario poder usar estos dispositivos para ver materiales o archivos no autorizados. Incluso, añadió, sirven para espiar qué hace la persona con el terminal, consigna Agencia EFE.

Estos equipos sólo pueden conectarse a redes locales y navegar a través de una intranet controlada por el régimen.

Williams, coautor del reciente informe “Vigilancia digital en Corea del Norte”, advirtió que los teléfonos celulares en Corea del Norte tienen incorporado una aplicación que toma capturas de pantalla cada cierto tiempo. Así, dejan constancia de lo que la persona hace con el móvil.

La citada agencia detalla que estas imágenes se almacenan en una carpeta interna a la que el usuario no puede acceder ni mucho menos eliminar. Sin embargo, aparentemente las autoridades sí pueden ingresar a estos archivos para revisar “conductas impropias”.