El gobierno de Afganistán cifró el miércoles en “más de 1.000 muertos” el balance del terremoto que azotó el pasado fin de semana el oeste del país y confirmó que al menos 2.400 personas resultaron heridas.
El Ministerio de Gestión de Catástrofes indicó inicialmente que el sismo de magnitud 6,3, al que siguieron ocho réplicas el sábado en la provincia de Herat, había causado más de 2.000 muertes.
No obstante, el ministro afgano de Salud, Qalandar Ebad, rectificó la cifra ante los medios. “Tenemos más de 1.000 muertos en el primer incidente”, aclaró, precisando además que unas 2.400 personas resultaron heridas.
Ebad atribuyó la causa de la confusión en el número al aislamiento de las zonas más afectadas y al doble conteo por los diferentes servicios implicados en el rescate.
Otro sismo, de magnitud 6,3, golpeó este miércoles a la misma región, donde miles de personas dormían al aire libre desde hace cuatro días, después de que sus casas se derrumbaran. Según las autoridades, este último terremoto provocó un muerto y 130 heridos.
Estas personas “vivían fuera de sus casas que ya están destruidas”, pero fueron golpeadas por los escombros caídos de las ruinas, explicó a la AFP Abdul Zahir Noorzai, director del hospital regional de Herat.
Este sismo fue seguido por dos réplicas de magnitud 5,0 y 4,1, pero los daños causados a la ciudad milenaria de Herat, que alberga a más de medio millón de habitantes, parecen mínimos, constató un periodista de la agencia AFP.
Desde el sábado, muchos de los residentes de esta ciudad pasan las noches en su jardín o en su coche. En las zonas rurales más afectadas, la gente duerme en una tienda de campaña o al aire libre.
Varias ambulancias llegaron la mañana de este miércoles, pero la mayoría de las víctimas presentaban heridas leves.
Los voluntarios, provistos de palas y picos, trabajaron sin descanso para encontrar supervivientes tras el terremoto del sábado, que destruyó por completo al menos seis aldeas de la zona rural de Zenda Jan y afectó a más de 12.000 personas, según la ONU.