En la provincia de Gyeongsang del Norte, una de las más afectadas, se cuentan 19 muertos, la mayoría por deslizamientos de tierra, según los últimos datos publicados por el Mando de Desastres y Contramedidas de Emergencia.
El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, recién retornado de una gira europea, presidió hoy una reunión de este órgano para evaluar la respuesta estatal y ha pedido que se activen todas las medidas necesarias, incluyendo la designación de zonas catastróficas especiales, para paliar los estragos causados por el temporal.
En la ciudad de Cheongju, unos 100 kilómetros al sur de Seúl, continúan los operativos para recuperar los vehículos -16 en total, incluyendo un autobús urbano- que quedaron atrapados en un túnel subterráneo a causa de la súbita inundación provocada el sábado por el desbordamiento de un río aledaño.
Los bomberos continúan drenando el pasadizo, de unos 685 metros de largo y donde en total se han encontrado hasta el momento trece cuerpos sin vida.
Sin embargo, el agua aún llega hasta la cintura de los equipos de rescate, que temen que pueda haber más víctimas mortales, puesto que aún hay personas desaparecidas que iban a bordo de los vehículos que quedaron atrapados.
El Gobierno ha abierto una investigación sobre por qué no se restringió el tráfico en el subterráneo pese a que se habían emitido ya alertas sobre la posibilidad de que el río se desbordase y a que los servicios de emergencia recibieron dos llamadas avisando que el túnel se estaba llenando de agua en las dos horas previas a la tragedia.
De las más de 10.000 personas que han tenido que ser evacuadas de sus casas desde el pasado jueves, unas 4.300 aún no pueden retornar a sus hogares en diversos puntos del país.
Aunque las lluvias han dejado sin luz en algún momento en los últimos días a unos 28.000 hogares, el suministro se ha restablecido ya en la mayoría.
Según datos del Mando de Desastres, las regiones centrales y septentrionales del país han recibido de media más de 500 milímetros de lluvias acumuladas desde el pasado 9 de julio.
Es en estas zonas, en las que se prevén otros 200 milímetros de aquí al martes, donde se mantiene aún la máxima alerta por precipitaciones.
Aunque las lluvias no han golpeado con tanta intensidad Corea del Norte, algunas zonas en la frontera con el Sur o del noroeste del país acumularon en torno a 100 milímetros de precipitaciones antes del fin de semana.
El monzón suele generar importantes estragos en el Norte, destruyendo hogares e inundando campos de cultivo, lo que afecta a la ya de por sí delicada situación alimentaria en el empobrecido país.
Sin embargo, los medios estatales suelen informar de manera muy escueta sobre los daños que generan las lluvias veraniegas.
La agencia KCNA informó que el primer ministro, Kim Tok-hun, inspeccionó granjas del sur del país el fin de semana e instó a gestionar eficientemente los sistemas de drenaje y desagüe.
El año pasado el monzón provocó importantes daños en la frontera con el Sur y se cree que pudo dejar un amplio número de fallecidos, puesto que los cuerpos sin vida de cuatro norcoreanos fueron hallados al otro lado de la divisoria tras ser arrastrados por las aguas.