Las imágenes de espectadores sin mascarilla en el Mundial de fútbol de Catar están enfureciendo a los chinos en las redes sociales, que siguen sometidos a las estrictas medidas de la política de “cero Covid” de Pekín, mientras el resto del mundo convive con el virus.
“Algunos asisten en persona a los partidos del Mundial y sin mascarillas mientras otras llevan un mes confinadas en sus casas, en el mismo sitio durante dos meses, sin poder poner un pie fuera”, escribió un residente de Guangdong en la red social Weibo, el equivalente chino de Twitter.
“¿Quién me ha robado la vida? No lo diré”, añade, en medio de las quejas por la política del régimen chino para limitar la propagación de los casos de covid-19.
China, donde se detectó el covid-19 a finales de 2019, es la última gran economía del mundo que sigue intentando contener la propagación del coronavirus confinando ciudades o barrios enteros y obligando a realizar test a millones de personas.
Aun así, el número diario de casos alcanzó los 29.157 el miércoles, una cifra baja en comparación con otros países, pero cercana al récord nacional establecido en abril.
Según los analistas del Instituto Nomura, más de una cuarta parte de la población de China fue sometida a algún tipo de confinamiento este martes, en contraste con las multitudes del Mundial.
“El Mundial permite a la mayoría de los chinos ver la realidad en el extranjero, preocuparse por la economía de la patria y por su propia juventud”, escribió otro usuario de Weibo de la provincia de Shaanxi.
El martes se publicó en la aplicación de mensajería WeChat una carta abierta en la que se preguntaba si China está “en el mismo planeta” que Catar, pero fue censurada y retirada de la plataforma.
Los partidos del Mundial se retransmiten en China a través de la cadena estatal CCTV, la misma que está bombardeando a los chinos con información negativa sobre el caos y las numerosas muertes causadas por el covid en Estados Unidos.