Un total de cincuenta personas fueron detenidas hasta ahora en relación al atentado que el pasado domingo causó seis muertos y 81 heridos en una céntrica calle de Estambul, y que el Gobierno turco achaca a un grupo kurdo de Siria, informó este martes el Ministerio de Justicia.
“El número de detenidos en relación con el ataque es ya de 50. Ninguna organización terrorista tendrá éxito atacando a Turquía”, anunció el ministro de Justicia, Bekir Bozdag.
La principal sospechosa es Ahlam Albashir, una ciudadana siria a la que se acusa de haber colocado la bomba en la conocida calle turística y comercial de Istiklal.
Fue detenida diez horas después del atentado mientras planeaba escapar hacia Grecia el lunes.
Los cincuenta detenidos están siendo interrogados en comisarias de Estambul, señalan varios medios.
Aunque no hay datos sobre sus identidades, entre los nombres filtrados por los medios aparecen al menos otros dos sirios.
Milicias bajo sospecha
El Gobierno responsabiliza del ataque a la milicia kurda de Siria YPG, considerada terrorista por Turquía pero aliada de los Estados Unidos en la lucha contra el yihadista Estao Islámico.
Para Turquía, el YPG es indistinguible del PKK, la guerrilla kurda que sí es considerada terrorista por los Estados Unidos y la Unión Europea.
Ankara acusa a Washington de financiar y suministrar equipos al YPG.
Tanto el YPG como el PKK han negado cualquier implicación en el atentado.
Los presidentes de los Estados Unidos, Joe Biden, y Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se reunieron este martes en el marco de la cumbre del G20 en Indonesia.
La agencia oficialista Anadolu indicó que los jefes de Estado Mayor de Turquía y Estados Unidos, Yasar Guler y Mark Milley respectivamente, iban a analizar en una charla por teléfono el ataque terrorista y cómo reforzar la relación bilateral militar de los dos países, aliados en la OTAN.
La televisión pública TRT informó de que 31 de los 81 heridos en el atentado siguen hospitalizados, dos de ellos en estado crítico.