La poderosa exautoridad murió tras haber recibido el impacto directo de al menos dos proyectiles que provocaron la pérdida de sangre que finalmente desembocó en su fallecimiento, según el primer informe médico sobre su asesinato.
El ex primer ministro llegó en estado de paro cardiorrespiratorio al Hospital Clínico Universitario de Nara, donde fue atendido por un equipo de una veintena de especialistas, según explicó el vocero del centro médico, el doctor Hidetada Fukushima.
Abe, cuyo estado a su llegada ya era “extremadamente grave”, presentaba al menos dos impactos en la parte delantera del cuello, separados por unos cinco centímetros.
El portavoz confirmó que el ataque causó también daños en el corazón, si bien todavía no se ha encontrado el proyectil correspondiente. “Las heridas eran frontales. No sé el ángulo desde el que se efectuaron los disparos pero eran frontales”, declaró el médico en rueda de prensa recogida por los medios japoneses.
“Creo que se puede decir que la muerte se ha debido a la pérdida de sangre”, ha añadido el doctor Fukushima.
El director del hospital, Kimihiko Yoshikawa, quien asistió a la conferencia de prensa, expresó sus condolencias y pidió perdón por los infructuosos esfuerzos. “Hicimos todo lo que pudimos. Lo sentimos mucho”.