Ante la ola de protestas en Sri Lanka, la alta comisionada ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, pidió este martes al gobierno de ese país que ayude a calmar las tensiones.
Esto tras la ola de violencia desatada ante la grave crisis económica que vive la isla, específicamente luego que simpatizantes del primer ministro atacaran a manifestantes.
El choque dejó ocho muertos y cerca de 250 heridos, además de la destrucción de propiedad privada.
“Pido a las autoridades que eviten más violencia y que haya un diálogo para abordar los sufrimientos de la población en medio de la severa crisis económica en el país”, señaló Bachelet mediante un comunicado emitido por su oficina en Ginebra.
“Es preocupante esta escalada de violencia luego de que los simpatizantes del primer ministro atacaran a manifestantes pacíficos en (la capital) Colombo y la multitud respondiera con violencia contra miembros del partido gobernante”, explicó.
Bachelet sostuvo que ahora se debe investigar la ocurrido y que tanto los autores de los actos violentos, como aquellos que los incitaron y organizaron, deben acudir a la justicia.
Tras la jornada de violencia, el gobierno declaró un toque de queda hasta mañana y a este respecto Bachelet pidió que los militares que han salido de los cuarteles para apoyar a la policía se aseguren que todas sus acciones están de acuerdo con las normas internacionales de derechos humanos.
Sobre el origen de esta crisis, Bachelet señaló que esta situación deja claro que se necesita abrir un diálogo nacional para la adopción de reformas económicas que alivien la situación de una población compuesta por una diversidad de comunidades étnicas y religiosas, pero que afrontan las mismas carencias.
Protestas en Sri Lanka ante la peor crisis económica desde su independencia en 1948
Muchos creen que la actual crisis económica es la peor desde la independencia de Sri Lanka, en 1948.
El trasfondo es el agotamiento de sus reservas internacionales de divisas, una abultada deuda pública y una elevada inflación.
Eso ha tenido como consecuencia que el país no se pueda aprovisionar adecuadamente de alimentos, combustible y otros productos básicos.
Como consecuencia de las protestas Mahinda Rajapaksa (expresidente de 2005 a 2025 y hermano del actual mandatario) renunció a su cargo de primer ministro, pero esto no sirvió para calmar los ánimos de la gente.