El Gobierno de Kazajistán considera que la situación por las protestas que afectan a dicho país se estabilizó en todas las regiones, aunque aún hay focos de resistencia en la capital. Además, aseveró que los disturbios y manifestaciones fueron "un intento de golpe de Estado".
El presidente de Kazajistán afirmó el lunes que los disturbios en su país que dejaron víctimas mortales fueron un “intento de golpe” y prometió que las tropas rusas y aliadas que apoyan al gobierno se irán “pronto”.
La vida volvía poco a poco a la normalidad en Almaty, la mayor ciudad y capital económica del país centroasiático, donde los disturbios fueron los más graves.
Las autoridades restablecieron parcialmente la conexión a Internet, pero las fachadas quemadas de los edificios públicos siguen dando testimonio de la violencia de los enfrentamientos.
En una videoconferencia, el presidente Kassym Jomart Tokayev hizo un balance de los acontecimientos frente a su homólogo ruso Vladimir Putin.
Tanto él como el líder del Kremlin prometieron la retirada de estas fuerzas una vez cumplida su misión.
Todavía se desconoce el número de víctimas de los disturbios, los peores en la antigua república soviética desde su independencia en 1991.
Tokayev dijo que el número de víctimas civiles estaba “siendo verificado” y habló de 16 muertos y más de 1.600 heridos entre las fuerzas de seguridad. Sin embargo el número total de muertos se cuenta por decenas, según las autoridades locales.
El presidente dijo que su país había sido atacado por “grupos de combatientes armados” que habían aprovechado las manifestaciones.
“Su objetivo principal apareció con claridad. Socavar el orden constitucional, destruir las instituciones de gobierno y tomar el poder. Se trataba de un intento de golpe de Estado”, dijo Kassym Jomart Tokayev.
Los violentos disturbios, que empezaron de forma repentina, llevaron al presidente kazajo a pedir ayuda a Rusia.
“Terroristas”
El 6 de enero se desplegó un contingente multinacional de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza dirigida por Moscú.
Según Tokayev, los 2.030 soldados y 250 vehículos abandonarán Kazajistán “pronto”.
Vladimir Putin confirmó que sus soldados estaban allí “por un período limitado”.
El Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, había afirmado al contrario que sería “muy difícil” sacar a los militares rusos.
Tras días de saqueos, tiroteos y el incendio de la residencia presidencial y del ayuntamiento de Almaty, Tokayev declaró el lunes que “se ha restablecido el orden constitucional”.
Según él, el país fue víctima de fuerzas “terroristas” organizadas, que incluían a “islamistas”, así como a “delincuentes”, “matones” y “criminales de poca monta”.
Estos últimos habrían aprovechado un movimiento de protesta por la drástica subida de los precios de los carburantes para intentar derrocar al gobierno.
Tokayev aseguró que las fuerzas kazajas “nunca han utilizado ni utilizarán la fuerza militar contra manifestantes pacíficos”.
El viernes, el presidente dio permiso a la policía para “disparar a matar sin previo aviso” a los “bandidos armados”.
Disturbios en Kazajistán
Putin dijo también que Kazajistán se había enfrentado a una “agresión del terrorismo internacional”, refiriéndose a “bandas de hombres armados”, que “claramente tienen experiencia de combate” y que fueron entrenados en “centros en el extranjero”.
A continuación, advirtió que Moscú no toleraría “revoluciones de colores” en la antigua URSS, una expresión para describir las revueltas orquestadas según el Kremlin por Occidente en los antiguos países soviéticos desde la década de 2000.
El lunes se observó un día de luto en Kazajistán y en Almaty se restablecieron internet, la red telefónica y el transporte público.
Las detenciones masivas continuaron con casi 8.000 personas arrestadas en todo el país, según cifras del Ministerio del Interior.
Además del aumento de los precios, la ira de los manifestantes también se dirigió a la corrupción endémica del país y al expresidente Nursultán Nazarbáyev, de 81 años, que gobernó el país sin oposición desde 1989 hasta 2019, antes de entregar las riendas del poder a un leal, Kassym Jomart Tokayev.
Nazarbáyev no ha aparecido públicamente desde que comenzaron los disturbios, entre rumores de que ha huido al extranjero. Su portavoz, Aydos Ukibai, dijo el sábado que el expresidente pedía a la población que apoyara al gobierno.