Kazajistán declaró este 5 de enero el estado de emergencia nacional tras las protestas contra el alza del precio del combustible que dieron lugar a enfrentamientos con la policía y ataques contra edificios gubernamentales, dejando decenas de muertos por ambos lados. La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), liderada por Moscú y formada por seis países exsoviéticos, enviará “fuerzas de mantenimiento de la paz” para estabilizar la situación.

Rusia y la alianza militar exsoviética Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) iniciaron el despliegue de tropas en Kazajistán para sofocar los disturbios que sacuden el país desde hace varios días y donde los enfrentamientos entre el ejército y los manifestantes dejan decenas de muertos y más de mil heridos, según cifras oficiales.

El ministerio de Salud indicó de que había más de mil heridos, entre ellos 62 en cuidados intensivos. Además 13 miembros de las fuerzas de seguridad murieron, dos de los cuales fueron encontrados decapitados, y 353 resultaron heridos, según la televisión estatal.

La principal misión de estas fuerzas formadas por tropas rusas, bielorrusas, armenias, tayikas y kirguisas, será “la protección de importantes objetivos estatales y militares, apoyo a los agentes del orden de Kazajistán para estabilizar la situación y propiciar su retorno al marco de la legalidad”, detalló la OTSC, citada por la agencia de noticias Interfax.

Los intensos enfrentamientos en Almaty se mantuvieron a lo largo de toda la noche, detalló la policía de la ciudad, la cual se refirió a una “operación antiterrorista”. Grupos de manifestantes armados intentaron tomar tres edificios administrativos, el departamento de la policía de Almaty y varias unidades regionales de la policía, pero las fuerzas del orden lo impidieron. También lograron capturar, brevemente, el aeropuerto, a medida que aumentaban los saqueos.

Según medios locales, en la ciudad se escuchan ráfagas de ametralladoras y en las redes sociales los usuarios informan que tanto la policía, militares y manifestantes están armados.

Las manifestaciones se desataron el pasado 2 de enero en respuesta al incremento de los precios del gas licuado, el principal combustible automotriz utilizado en la nación centroasiática, pero derivaron en disturbios este martes y miércoles.

Medidas de emergencia

Las imágenes difundidas por los medios y las redes sociales mostraban escenas de caos, con tiendas saqueadas y algunos edificios administrativos asaltados e incendiados en Almaty, capital económica del país, mientras se oían disparos de armas automáticas.

La portavoz del Banco Central, Oljassa Ramazanova, anunció la suspensión del trabajo de todas las instituciones financieras del país, donde internet no funciona.

Los aeropuertos de Almaty, de las ciudades de Aktobe y Aktau y de la capital, Nursultán, no estaban operativos el jueves tras la cancelación de los vuelos el día anterior.

Como consecuencia del caos, el precio del uranio, del que Kazajistán es uno de los principales productores mundiales, subió bruscamente, mientras que las cotizaciones de las empresas nacionales se desplomaron en la bolsa de Londres.

El país es además un centro de la minería de bitcoines, una actividad que también está experimentando una fuerte caída.

El presidente kazajo introdujo el jueves medidas de emergencia para “estabilizar el trabajo de los servicios públicos, el transporte y las infraestructuras”, reforzar la preparación de las fuerzas de seguridad y restablecer el trabajo de los bancos.

Se prohibió además la exportación de ciertos tipos de alimentos para estabilizar los precios.

Tokayev dijo el miércoles que “bandas terroristas” que habían “recibido un amplio entrenamiento en el extranjero” estaban liderando las protestas.

“Grupos de elementos criminales golpean a nuestros soldados, los humillan, los arrastran desnudos por las calles, agreden a las mujeres y saquean los comercios”, dijo en un discurso televisado.

Edificios incendiados

En las últimas noches, la policía había disparado granadas aturdidoras y gases lacrimógenos contra la multitud, pero no logró impedir que irrumpieran algunos edificios administrativos.

Según medios y testigos en las redes sociales los manifestantes se dirigieron al ayuntamiento y a la residencia presidencial de Almaty, entre otros lugares, y les prendieron fuego. Cinco cadenas de televisión fueron saqueadas.

El jueves era imposible obtener una imagen completa de la situación en el país. Periodistas y testigos no pudieron ser localizados por internet o por teléfono, ambos cortados.

La ira de los manifestantes se dirige en particular al expresidente Nursultán Nazarbáyev, de 81 años, que gobernó el país de 1989 a 2019 y mantiene una gran influencia. Se le considera el mentor del actual presidente Tokayev.

Kazajistán, la mayor de las cinco antiguas repúblicas soviéticas de Asia central y la mayor economía de la región, tiene una gran minoría rusa y es de crucial importancia económica y geopolítica para Rusia.

Moscú pidió el miércoles que la crisis se resuelva mediante el diálogo “y no con disturbios callejeros y violando las leyes”.

Estados Unidos y la Unión Europea pidieron “moderación” a todas las partes.