China aprobó el martes una reforma radical del sistema electoral de Hong Kong que dejará prácticamente sin voz política a la oposición del territorio semiautónomo, ya que reduce los diputados elegidos directamente por los ciudadanos y estipula que Pekín decidirá si los candidatos son “patriotas”.
Esta reforma impuesta por el poder comunista sin consultar al Consejo Legislativo (LegCo), el parlamento de Hong Kong, es un nuevo paso adelante de Pekín para retomar el control de la excolonia británica tras las protestas prodemocracia de 2019.
El año pasado ya entró en vigor una drástica ley sobre la seguridad nacional, que llevo a la detención de los principales líderes del movimiento prodemocrático. También fueron aplazadas un año, con el pretexto del coronavirus, las elecciones legislativas en las que la oposición esperaba lograr un avance significativo.
El martes, el presidente chino Xi Jinping promulgó la reforma, que había sido aprobada por unanimidad por el Comité Permanente del Parlamento chino.
Uno de los cambios más radicales es la creación de un comité que evaluará el nivel de patriotismo de cualquier persona que se presente a un escaño en la antigua colonia británica, donde las próximas elecciones parlamentarias están previstas este año.
Elegir a “patriotas”
“El Comité de Seguridad Nacional y la Policía de Seguridad Nacional proporcionarán informes sobre cada candidato, lo que ayudará al comité de revisión de las cualificaciones”, explicó a la AFP Tam Yiu-chung, el único representante de Hong Kong en el máximo órgano de decisión del Parlamento chino.
Por lo tanto, el poder chino tendrá un papel clave para determinar si un candidato es un “patriota” digno de aspirar a un escaño en el LegCo.
Con la nueva ley, el número de diputados pasará además de 70 a 90, pero solo 20 de estos escaños (un 22%) serán elegidos directamente, frente a los 35 que se atribuían de esta manera en el sistema hasta ahora en vigor, añadió Tam.
En total, 40 parlamentarios serán nombrados por un comité de personalidades pro-Pekín. Los 30 restantes serán elegidos por grupos socioprofesionales, según un complejo procedimiento ya existente y que ha designado siempre a personas favorables al poder central.
La reforma fue acogida con satisfacción por el campo pro-Pekín, que llevaba tiempo criticando la obstrucción legal de la oposición prodemocracia en el LegCo. Finalmente, los representantes de la oposición dimitieron en masa en noviembre para protestar por la expulsión de cuatro de ellos.
“La excesiva politización de la sociedad y las desavenencias internas que han desgarrado a Hong Kong pueden ahora mitigarse”, dijo la jefa del ejecutivo local, Carrie Lam.
“Las instituciones del poder político y la gobernanza de Hong Kong deben estar siempre en manos de quienes aman la patria y Hong Kong”, añadió la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao, un organismo gubernamental chino.
Ahogar a la oposición
En las elecciones locales de noviembre de 2019, celebradas tras meses de protestas contra la injerencia de China, la población de Hong Kong votó mayoritariamente a los candidatos de la oposición prodemocracia.
Y estos últimos tenían muchas posibilidades de confirmar su avance electoral en las legislativas de 2020 pero se pospusieron durante un año con el pretexto del coronavirus.
La reforma electoral debería ayudar a sofocar a la oposición en el LegCo, según los expertos.
“Estas enmiendas parecen contrarias al espíritu de unas elecciones libres y justas, que limitarán la participación popular en el proceso político”, dijo Chong Ja Ian, profesor asociado de ciencias políticas de la Universidad Nacional de Singapur.
“Dar a una fuerza policial el poder de decidir quién participa en las elecciones no es algo que se vea en los sistemas generalmente descritos como democráticos”, añadió.
Esta reforma electoral fue condenada por algunos países occidentales, en particular Reino Unido que acusó a China de no respetar el espíritu que enmarcó la retrocesión de este territorio.
Tras las multitudinarias manifestaciones de 2019, que reclamaban entre otras cosas un sistema electoral de sufragio universal, el poder central chino adoptó una política represiva implacable.
El principal instrumento de la represión fue la draconiana ley de seguridad nacional impuesta también sin debate en el parlamento de Hong Kong.
En virtud de esta ley, destinada según Pekín, a reprimir la secesión, la subversión, la connivencia con fuerzas extranjeras y el terrorismo, se ha detenido a decenas de opositores favorables a la democracia.