Un padre estranguló a su hija, que se había dado a la fuga con su amante “intocable” o dalit, miembro del escalafón más bajo del sistema de castas hindú, días después de haber sido casada supuestamente a la fuerza con otro hombre, en lo que supone un nuevo caso de “asesinato de honor” en la India.
El crimen se produjo el jueves a pesar de que un tribunal había ordenado proteger a la pareja, explicó hoy Anil Singh Chauhan, superintendente adjunto de Policía del distrito de Dausa, en el estado norteño de Rajastán, donde tuvo lugar el suceso.
Pinky, de 20 años, fue casada por su padre, Shankar Lal, el pasado 16 de febrero supuestamente en contra de sus deseos a través de los habituales matrimonios concertados. Como suele ocurrir en la India, la joven abandonó su hogar tras la ceremonia para vivir en la casa de su nuevo esposo y la familia extendida de éste.
Pero “menos de cuatro días después del matrimonio, la mujer volvió a casa de sus padres, quizá tras una disputa con su marido o con sus suegros”, y luego se fugó “con su amante” dalit, explicó el agente Chauhan.
El padre de la joven denunció sin embargo que había sido secuestrada.
Sabiendo el peligro que corrían, “la joven y su pareja recurrieron al Tribunal Superior de Rajastán para que interviniese y pidieron protección, y el 26 de febrero la corte ordenó a la Policía que les protegiera”, añadió Chauhan.
Tras la orden judicial, la pareja regresó esta semana a la ciudad de Dausa, pero “el padre (de Pinky) se enteró de que estaba en la zona, les encontró y la estranguló”, dijo la fuente.
El hombre confesó el crimen y se entregó a la Policía.
Asesinatos de honor
Este suceso llega un día después de que se conociera que otro padre había decapitado a su hija de 18 años de edad en el estado norteño de Uttar Pradesh, según la Policía al no estar de acuerdo con la relación que ésta mantenía con un joven.
El padre, después de decapitarla, caminó hasta una comisaría cercana portando su cabeza.
Los denominados “crímenes de honor” son frecuentes en la India y otros países del Sur de Asia, y suelen implicar a familiares que a través del crimen vengan lo que consideran una afrenta que contraviene la conservadora moral.
No existen datos oficiales sobre el número de “crímenes de honor” que se cometen en este país asiático, aunque asociaciones pro derechos humanos calculan que se producen cientos de casos al año.
Además, algunas de estas asociaciones denuncian que aunque en la India hay predilección por el varón, “el honor de la familia recae en la mujer, por lo que los crímenes de honor, en un 99 % de los casos, suele cometerlos la familia de ella”.