Diez días después de que la Policía disolviera una manifestación frente a la sede del gobierno local en junio de 2019, los hongkoneses volvieron a tomar las calles. Protestaron contra la planeada ley que haría posible la extradición a China continental. El proyecto de ley se frenó, pero no se retiró del todo.
¿Qué papel jugó Joshua Wong en dicha protesta? Había sido liberado de prisión cuatro días antes, después de cumplir una sentencia en relación con las protestas prodemocracia de 2014. Llamó a los ciudadanos a reunirse frente a la sede de la Policía, cerca de la sede del Gobierno local, y solicitar una reunión con el entonces comisionado de Policía, Stephen Lo.
Wong y los otros activistas fueron arrestados y acusados de organizar una reunión ilegal.
Cada vez condenas más severas
La base legal de dicha acusación fue la “Ordenanza de orden público” de la época colonial británica. Ha sido muy criticada por activistas prodemocracia y las Naciones Unidas: si tres o más personas van en la misma dirección pueden ser condenadas a prisión “por perturbar el orden”.
En los primeros años después de 2010, los jueces de Hong Kong probablemente habrían impuesto una cierta cantidad de horas de servicio comunitario por el delito de reunión ilegal o incluso ninguna pena. Pero posteriormente los jueces han hecho cada vez menos uso del margen de acción disponible a la hora de condenar a los líderes de la protesta por organizar reuniones ilegales.
Benny Tai, una de las principales figuras de la llamada Revolución de los Paraguas de 2014, fue condenado a 16 meses de prisión el año pasado. Joshua Wong fue sentenciado a seis meses por el mismo motivo. Después de la sentencia de hoy, el margen de maniobra de los jueces sin duda se ha reducido aún más.
Juicios con carácter disuasorio
La semana pasada, Joshua Wong y los otros activistas pidieron a los habitantes de Hong Kong que no se rindan y mantengan vivo el espíritu de la resistencia democrática. Sin embargo, es dudoso que pueda haber nuevas protestas callejeras. Las últimas condenas podrían tener un efecto disuasorio.
En teoría, las autoridades podrían acusar a cualquier arrestado en protestas pasadas. La jefa del gobierno local, Carrie Lam, no lo ha descartado.
Más de 500 manifestantes prodemocracia, que protestaron contra la ley de extradición a China, fueron sentenciados y algunos de ellos cumplen ahora penas de prisión de seis años.
Todavía hay más de 2.000 hongkoneses que se deben enfrentar a cargos judiciales relacionados con las protestas y alrededor de 10.000, incluido yo, que fueron arrestados y luego puestos en libertad bajo fianza.
Preparándose para el “éxodo masivo”
Además de la creciente presión legal que se está ejerciendo sobre los activistas, está la nueva llamada “Ley de Seguridad Nacional” que entró en vigor este verano. Otorga a las autoridades poderes nuevos y de gran alcance para arrestar y detener a los críticos con el Gobierno.
Ante esta situación, no sería sorprendente que los ciudadanos de Hong Kong que participaron en las protestas del año pasado, ahora se rindieran y aceptaran el hecho de que las libertades civiles, que antes estaban garantizadas, ya no existen.
Una consecuencia de esto podría ser un éxodo masivo a Gran Bretaña.
El primer ministro británico, Boris Johnson, ha anunciado que a los residentes de Hong Kong que nacieron allí antes de la devolución del territorio a China el 1 de julio de 1997, se les concederá un visado especial para vivir en el Reino Unido. Pekín considera que dicha la medida es una provocación. El gobierno de Londres espera más de 700.000 solicitudes.
Hong Kong ante cambios fundamentales
Si bien la vida cotidiana de Hong Kong puede parecer normal, ya hay señales que indican que la ciudad está experimentando un cambio.
Los anuncios de viviendas en el extranjero llenan las calles de la ciudad. Incluso las prestigiosas escuelas secundarias informaron de una tasa récord de deserción escolar en los últimos años, ya que hay cada vez más padres que están enviando a sus hijos a disfrutar de una educación sin censura al extranjero.
Aunque en el ámbito económico parece que todo funciona como siempre, todos los indicios apuntan a que Hong Kong se halla ante un cambio fundamental.
Muchos hongkoneses se hallan en una encrucijada. La condena a Wong y a otros activistas prodemocracia podría llevarlos a tomar una decisión sobre si quedarse o no en una ciudad a la que una vez llamaron hogar.