Muchos barrios de Manila quedaron anegados tras el paso del tifón Vamco, el tercero que azota Filipinas en pocas semanas y que causó al menos once muertos en otras partes del archipiélago.
Vamco tocó tierra el miércoles por la noche en el este de la isla de Luzón, acompañado por vientos de 155 km/h. El tifón se alejó del archipiélago por el oeste el jueves rumbo al Mar de China Meridional.
Al menos once personas murieron y otras nueve están desaparecidas en dos regiones de Luzon, según informes de la agencia de lucha contra los desastres naturales.
Otra región devastada es la de Bicol, que aún no se había recuperado de los tifones Molave y Goni, que dejaron a miles de personas sin hogar y provocaron graves inundaciones en las últimas semanas.
Este jueves, las autoridades advirtieron del riesgo de desprendimientos de tierra y de fuertes olas en toda la costa.
Con una población de 12 millones de habitantes, la capital, Manila, vio cómo muchos de sus vecindarios quedaban paralizados por las lluvias torrenciales. La situación también era complicada en varias provincias limítrofes.
“Muchas zonas están anegadas. Hay muchos pedidos de ayuda” en la provincia, declaró Rouel Santos, de 53 años, un funcionario jubilado de los servicios de emergencia en la provincia de Rizal, cerca de Manila.
Santos explicó que las inundaciones le recordaron el paso en 2009 del tifón Ketsana, conocido en Filipinas como tormenta tropical Ondoy, que causó cientos de muertos.
Un alto cargo de Protección Civil dijo que las precipitaciones provocadas por Vamco “se acercaban al volumen” de las de Ondoy, y estimó que las inundaciones podrían agravarse porque los cursos de agua ya están llenos.
En Marikina City, uno de los barrios más afectados de la capital, los miembros de la Cruz Roja de Filipinas utilizaban embarcaciones para rescatar a las personas atrapadas en sus casas. En algunas calles el agua llegaba a la altura de la cintura.
“Lo que estamos viviendo es equiparable en magnitud a Ondoy”, declaró el alcalde Marikina City, Marcelino Teodoro, a CNN Filipinas.
“Muchas personas están bloqueadas en estos momentos en sus tejados o en la planta superior”, contó.
“Bajo control”
Los pedidos de ayuda “llegaban a raudales”, declaró Casiano Monilla, vicedirector de operaciones de Protección Civil.
Según el responsable, hubo mucha gente que no hizo caso a las advertencias de evacuación ante la llegada del tifón.
“No esperaba que fuera a ser así”, dijo Rosalinda Opsima, que abandonó su casa junto a su esposo ante la repentina crecida de las aguas.
Unas 180.000 personas se refugiaron en centros de evacuación, según Protección Civil, como escuelas y gimnasios.
Los servicios meteorológicos alertaron de que la costa, incluyendo Manila, podría verse asolada marejadas ciclónicas particularmente peligrosas y con fuerza suficiente para inundar tierras bajas.
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, afirmó en un comunicado que el gobierno tenía “la situación bajo control” y prometió compensaciones económicas, bienes materiales, refugios y asesoramiento psicológico para los damnificados.
Los filipinos se ven afectados cada año por una media de 20 tormentas tropicales y tifones.
En 2013, el tifón Haiyan causó más de 7.300 muertos, sobre todo en la ciudad central de Tacloban, que quedó sumergida bajo olas gigantes.