El órgano de control de la policía de Hong Kong dispensó el viernes a las fuerzas de seguridad de cualquier falta en su respuesta durante las manifestaciones en el enclave en 2019, concluyendo que la ira de la población contra los agentes fue el resultado de una campaña de calumnia en las redes sociales.
El informe de 1.000 páginas del Consejo Independiente (de examen) de Denuncias contra la Policía (IPCC) no será del agrado del movimiento prodemocracia, que pide sin cese una investigación verdaderamente independiente sobre los actos generalizados de brutalidad policial.
De junio a diciembre, Hong Kong atravesó su peor crisis política desde 1997, con manifestaciones, a veces diarias, para denunciar las injerencias de China en los asuntos del territorio semiautónomo.
Esta movilización degeneró varias veces en violentos enfrentamientos entre radicales, armados con ladrillos y cócteles molotov, y policías antidisturbios, equipados con gases lacrimógenos y balas de goma.
Muchas organizaciones de derechos humanos de Hong Kong y de otros países acusan a la policía de uso excesivo de la fuerza, y ciertos videos de agentes del orden golpeando a manifestantes se han vuelto virales.
Pero en su informe, el IPCC dispensa a las fuerzas de seguridad afirmando que las acusaciones de brutalidad policial se convirtieron en “un arma política” y argumentan que la policía no es responsable del resentimiento del que es objeto por parte de la población.
“Las manifestaciones han sido y siguen siendo impulsadas por mensajes perpetuos de odio contra la policía, especialmente en internet”, afirman los autores del informe.
“Al calificar la acción de la policía de ‘brutalidad’, los manifestantes parecen ignorar su propia violencia, sus actos de vandalismo”, añaden.