Ya son más de 100 personas las que han muerto producto de la cepa más agresiva del coronavirus.
Su rebrote llega desde la provincia de Habei, cuya ciudad principal, Wuham, es la más afectada.
Precisamente en esta, las autoridades sanitarias chinas han emprendido una rigurosa campaña contra la comercialización de especies salvajes, que están asociadas al coronavirus.
Un recorrido de la prensa local, el pasado domingo, documentó en imágenes las especies que son vendidas en estos centros de abastos. La crueldad animal y el riesgo de enfermedades para los humanos, se conjugaba con la escena. Periódicos como The New York Times, hacían eco de la noticia en tiempos de coronavirus.
La intervención busca evitar, a toda costa, que murciélagos, serpientes, ratas, coyotes, venados, salamandras gigantes y hasta koalas, estén a la venta de forma riesgosa y vergonzosa.
Científicos han explicado luego del rebrote del coronavirus, que los murciélagos son portadores del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SRAS).
Estos, a su vez, transmiten el virus a las civetas, un mamífero carnívoro que es vendido en el mercado de Wuhan, pese a las advertencias sanitarias.
La triangulación perfecta entre murciélago o serpiente, con civetas y consumo de los humanos, forma parte de los gritos de alarma que está enviando esta costumbre desde territorio chino.
Christian Walzer, del Programa de Salud de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre, advierte de los peligros que rondan esta práctica china que incluye a los lobos.
Con sede en EEUU esta organización, a través de su director, insiste en que consumir ratas, serpientes, civetas, murciélagos y otros animales que también se encuentran en el mercado de Wuham, epicentro de la crisis del coronavirus, llevan riesgos enormes a la salud humanas.
No está científicamente comprobado que tengan beneficios para la salud, aunque algunos asiáticos así lo consideren.
Los medios a nivel internacional están haciendo eco de lo que sucede en mercados chinos, dadas las connotaciones del coronavirus.
La prohibición de comercializar las especies es una medida temporal de las autoridades sanitarias chinas.
En tanto, el mundo se encuentra a la expectativa y exigiendo que se detenga esta práctica por dos razones de pesos, prevenir el avance de enfermedades que viven en estas especies y también acabar con la crueldad animal que supone su cautiverio, comercialización y consumo.