Una adolescente paquistaní que murió a manos de su madre por haberse casado con un hombre que había elegido fue enterrada discretamente por su familia política este jueves de madrugada.

Zeenat Bibi, de 16 años, fue asesinada y quemada el miércoles en Lahore, la capital cultural de Pakistán. Su familia no exigió el cuerpo, afirmó la policía, y la familia de su esposo enterró los restos calcinados de la joven, en plena oscuridad, en un cementerio cercano a la ciudad.

“La ceremonia fúnebre y el entierro se celebraron sin incidentes” indicó un policía de la comisaría local.

Hasan Khan, de 20 años, el joven marido de Zeenat, interpuso una querella por asesinato contra Perveen Bibi, madre de su esposa, añadió el policía.

La madre, que se autoinculpó del crimen, fue detenida por la policía inmediatamente después de los hechos.

Centenares de mujeres son asesinadas cada año en Pakistán por sus allegados por haber ultrajado el ‘honor‘ familiar, pero es raro que esos crímenes sean cometidos por mujeres.

La policía dijo haber detenido a un tío de la víctima, y que buscaba a uno de sus hermanos, acusados de complicidad en el crimen. Los resultados de la autopsia no son aún conocidos, pero los primeros elementos de la investigación indican que la joven habría sido estrangulada y luego quemada.

La familia política de Zeenat declaró haber aceptado que la joven esposa volviera con los suyos tres días después del matrimonio, ya que éstos habían prometido que la recién casada retornaría una semana más tarde, durante una ceremonia entre las dos familias.

Pero Zeenat fue asesinada la víspera del día en que debía retornar con su familia política. “Si querían matar a alguien, debieron matarme a mí”, se lamentaba el desconsolado viudo.

– Diferentes etnias –

El 29 de mayo, Zeenat se había casado con Hasan Khan, cuyo gran defecto, a ojos de la familia de la joven, era ser de etnia pastún mientras que ellos son panyabis. Se trata de la tercera víctima en los últimos meses de un crimen de este tipo.

Aamir Qureshi | AFP
Aamir Qureshi | AFP

La semana pasada otra joven pakistaní de 19 años, Maria Sadaqat, fue torturada y quemada por un grupo de personas en un pueblo cercano a Islamabad, la capital del país, por haberse negado a casarse con el hijo de su antiguo jefe.

Y en abril, en el noroeste del país, otra joven fue asesinada porque había ayudado a una amiga suya a huir con un hombre. Los habitantes de su pueblo quemaron luego su cadáver.

Militantes de derechos humanos exigieron una reforma de la ley para que los asesinos no puedan eludir la cárcel al obtener el perdón de la familia de la víctima, como es actualmente posible en este tipo de casos.

El hecho de que una familia ataque a sus propios hijos “muestra que algo va mal en la ley y en la sociedad”, lamentó Hina Gilani, militante de derechos humanos en Lahore.