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El gobierno de Javier Milei en Argentina ha confirmado la vuelta del Servicio Cívico dirigido a jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan, con el objetivo de proporcionarles educación y formación en oficios para facilitar su inserción laboral. La iniciativa ya tuvo éxito en Mendoza en la década de 2000 y contará con la colaboración de la Gendarmería Nacional y el Ministerio de Capital Humano. Los participantes recibirán capacitación educativa y laboral, y se les proporcionará un incentivo económico. El programa incluirá dos ejes principales: "Emergencia Civil" y "Formación Educativa y Laboral". Aunque no será obligatorio ni tendrá carácter militar, se espera que contribuya a alejar a los jóvenes de situaciones de riesgo social. Este proyecto revive una experiencia previa en Mendoza, liderada por Julio Cobos, que logró una alta tasa de egreso y empleabilidad entre los jóvenes participantes, siendo destacada como una solución efectiva para combatir problemas sociales y económicos.

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El gobierno de Javier Milei confirmó en Argentina la vuelta del Servicio Cívico, destinado a los jóvenes de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan (“ni-ni”) con el propósito de brindarles herramientas de educación y formarlos en oficios que les permitan insertarse en el mercado laboral.

Ya se había aplicado con éxito en la provincia de Mendoza a mediados de la década del 2000 y hubo una experiencia a nivel nacional que quedó trunca en 2019, bajo la gestión de quien hoy es también ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

De acuerdo a datos del segundo trimestre de 2024 de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), relevada en una treintena de aglomerados urbanos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), un 12,1% de los jóvenes argentinos de 16 a 24 años se encontraban de manera informal en cuanto a estudios básicos y trabajo registrado.

“De la mano de la Gendarmería Nacional y en colaboración con el Ministerio de Capital Humano, recibirán herramientas y capacitación educativa y laboral”, anunció Bullrich sobre la firma del plan de formación educativa y laboral que se concretará desde 2025 en 11 ciudades del país para “sacar a los jóvenes de las calles y alejarlos del delito y de la droga”.

La primera etapa se implementará en Campo de Mayo (Buenos Aires), Bariloche (Río Negro), Santiago del Estero, Jesús María (Córdoba), Rosario (Santa Fe) y Misiones. Tunuyán (Mendoza) podría sumarse en una segunda fase.

Quienes se sumen al Servicio Cívico cobrarán un incentivo económico. Además de la inculcación de valores cívicos, los dos ejes del Servicio serán “Emergencia Civil”, con capacitación en primeros auxilios, defensa civil, prevención de riesgos y cuidado del medioambiente, y “Formación Educativa y Laboral”, que sumará talleres de oficios, alfabetización y promoción de la salud.

La convocatoria corre por cuenta de la Subsecretaría de Empleo y Formación Laboral, dependiente de Capital Humano, a cargo de la ministra Sandra Pettovello. Al finalizar la capacitación, las autoridades evaluarán los perfiles “para orientar a cada joven hacia oportunidades laborales o educativas, promoviendo la libertad individual y la superación personal”.

Vale aclarar que no será obligatorio ni tendrá carácter militar, sino que los talleres de formación se harán de la mano de Gendarmería Nacional (fuerza de seguridad interior), demandarán cuatro meses de cursado y cerrarán con “certificaciones reconocidas”.

Cobos y la experiencia de Servicio Cívico en Mendoza, caso pionero en el país vecino

La ministra Bullrich ya había aplicado a nivel nacional el Servicio Cívico en 2019, en los últimos meses del gobierno de Mauricio Macri.

En aquel entonces, estaba dirigido a un grupo de jóvenes de entre 16 y 20 años, es decir, un rango etario menor al de hoy. Apenas se inscribieron 1.200 personas, ya que la resolución fue eliminada a fin de año por decisión de Sabina Frederic, la ministra de Seguridad del presidente Alberto Fernández (Frente de Todos).

No obstante, hace 20 años, fue la provincia de Mendoza la que dio luz verde al Servicio Cívico Voluntario, en lo que representó un cambio de paradigma social después del fracaso del servicio militar obligatorio (la famosa “colimba”), arrastrado por los resultados de la última dictadura cívico-militar (1976-1983) y casos como el de la muerte del conscripto Omar Carrasco en 1994 dentro de un cuartel de Neuquén, donde fue víctima de torturas y humillaciones. El presidente Carlos Menem derogó la ley de obligatoriedad ese mismo año.

Quien aplicó en 2004 el Servicio Cívico Voluntario fue Julio Cobos, gobernador de Mendoza entre 2003 y 2007 y luego vicepresidente de Argentina hasta 2011.

El exvicepresidente Julio Cobos en 2005.
CEDIDA | DIARIO LOS ANDES

En esa provincia vecina, la experiencia se extendió por tres años, de 2004 a 2007, con 4.000 jóvenes voluntarios inscriptos, que en más del 80% egresaron en tiempo y forma. De esta forma, completaron sus estudios del nivel secundario (equivalente a la educación media en Chile) y gozaron de una salida laboral inmediata.

Cobos, actual diputado por la Unión Cívica Radical, recordó en conversación con BioBioChile aquella entrega de diplomas a los jóvenes, además de lo que significó para combatir un flagelo social en crecimiento por los embates de la crisis económica de Argentina en 2001.

Más del 80% de los jóvenes lo logró a tiempo. Les dábamos una beca, pero una mitad era ahorrada e invertida para su oficio. Tuvimos casi 90% de inserción laboral”, destacó quien fuera impulsor del Servicio Cívico Voluntario en Mendoza. De hecho, su programa se plasmó en un proyecto de ley a nivel nacional, pero sólo llegó a la media sanción en la Cámara de Diputados en 2010 y, luego, naufragó en el Senado.

Para Cobos, radical y opositor del entonces presidente peronista Néstor Kirchner, fue una experiencia única para jóvenes de 16 a 25 años, durante un año reloj de cursado, que incluso le dio importancia al vínculo de las universidades públicas con la sociedad.

“Nosotros (desde el gobierno de Mendoza) vinculamos también a los estudiantes avanzados de las universidades públicas en las charlas y las capacitaciones para cumplir una función solidaria, a modo de pasantía”, comentó el exvicepresidente, además de señalar que en esa época ya se impartían clases de Educación Sexual Integral (ESI) y salud reproductiva, pero también de cómo armar una pyme (pequeña y mediana empresa). “Una articulación entre los de ‘privilegio’ y los que necesitaban”, recordó.

Más allá de celebrar el avance por la medida del gobierno de Milei, Cobos señaló que el Servicio Cívico debería sumar a las Fuerzas Armadas, es decir, al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Repasando su experiencia, a mediados de los 2000, los docentes brindaban sus tareas de capacitación en instalaciones ociosas del Ejército y de organismos públicos. En el último tiempo, mantuvo contacto con Luis Petri, el ministro de Defensa de Milei, para avanzar en ese sentido.

“A modo de sugerencia, las Fuerzas Armadas tienen una capacidad para albergar a los chicos. Al margen de todos los oficios de electricidad, mecánica, carpintería, construcción, yo se lo he transmitido a Luis Petri, por lo que se sigue hablando de sumar a las FFAA y fortalecerlas para solucionar un problema que es la deserción y no podemos hoy combatir solamente en el sistema educativo”, planteó el exvicepresidente argentino.