Accidentes en ruta que une a Chile y Argentina

Choques, imprudencias y muertes: preocupación en Argentina por ruta que une con Chile

22 diciembre 2024 | 07:45

En la primera quincena de diciembre, se registraron cuatro fallecidos en la ruta 7 (Argentina) y la 60 (Chile), unidas por el túnel Cristo Redentor. Frente al intenso flujo del verano, un especialista en seguridad vial analiza los factores que llevaron a un punto crítico.

El corredor bioceánico que une Argentina y Chile tomó protagonismo en la agenda pública del país vecino tras una serie de choques frontales, accidentes y vuelcos con saldo fatal y varios heridos. En su mayoría, causados por la imprudencia al volante y el mal estado de la ruta en el lado argentino.

Los conductores, tanto de camiones como de buses y vehículos particulares, cada vez están más apurados por atravesar Los Libertadores y llegar a Chile, en la previa de un verano que promete el arribo de más de 250.000 argentinos, un 10% más que la temporada anterior, según estima el Servicio Nacional de Turismo (Sernatur).

En la primera quincena de diciembre ya hubo cuatro fallecidos en la ruta nacional 7 (Argentina) y su continuación, la 60 (Chile). El caso más resonante tuvo lugar el pasado 3 de diciembre en la cuesta de los Caracoles, donde un camión volcó, chocó de frente e hizo desbarrancar unos 120 metros a un vehículo argentino que volvía a su país. Hubo tres muertos y un herido de gravedad.

Cuatro días después, la ruta 7 en Mendoza, entre los túneles 7 y 8, fue escenario de otro camión que volcó e impactó a un auto con dos adultos y tres menores de edad. El chofer del transporte de carga era argentino y murió en el acto. Por casi un día, se interrumpió el tránsito debido al complejo operativo para remover el vehículo de gran porte.

En otros dos episodios, un camión con gas licuado volcó en los Caracoles el 14 de diciembre, aunque sin heridos, mientras que, al día siguiente, un chileno se hizo famoso en Argentina por sobrepasar la doble línea amarilla e ir por la banquina en sentido contrario para evitar ser colisionado. Su infracción se hizo viral en redes, al igual que otros videos de incidentes similares de conductores.

En la actualidad, cuatro de cada diez turistas extranjeros que llegan a Chile son argentinos. Sólo en noviembre, de los 208.309 argentinos que ingresaron al país, 89.731 lo hicieron a través del paso Cristo Redentor-Los Libertadores, es decir, el 43% del total, según cifras del Sernatur.

Ante la falta de obras del Estado nacional comandado por Javier Milei, que en 2025 concesionará a privados los arreglos de la ruta 7 y sumará peaje, el gobierno de la provincia de Mendoza ya coordinó medidas a corto plazo como la retención de automovilistas en las zonas de Penitentes y Polvaredas si hay alta congestión en Los Libertadores, el seguimiento de vehículos con cámaras y drones, y controles exhaustivos al peso que toleran los transportes de carga.

BioBioChile dialogó con Héctor “Buddy” Roitman, experto en Seguridad Vial y presidente de la Asociación de Peritos Judiciales y del Consejo Profesional de Ingenieros y Geólogos de Mendoza, quien aportó un panorama de las múltiples causas que llevaron a un punto crítico a la ruta más importante del continente.

Héctor Roitman analiza estado de la ruta y manejo de conductores.

Ruta internacional en Argentina: mal estado, conductores temerarios y densidad vehicular

Por día, se calcula que unos 1.000 camiones, 40 buses y otros 1.300 particulares circulan por la ruta nacional 7 (Argentina) y la 60 (Chile).

En el lado argentino, los conductores atraviesan 10 túneles y sectores “peligrosos” -de oeste a este- como Agua de las Avispas, la curva de Guido (km 1.115), la curva del túnel 12 (km 1.187), la curva de la Mirian (km 1.194), la curva del Arroyo Negro (km 1.194), la curva del Yeso (km 1.224, donde volcó el micro de Turbus con 19 muertos en 2017) y la curva de la Soberanía (km. 1.228, la última antes del túnel Cristo Redentor).

Una vez superada la demora en Los Libertadores, donde en días hábiles ya se registran más de tres horas por las largas filas, asoman las 29 curvas de los Caracoles chilenos, donde los conductores bajan de 3.200 metros sobre el nivel del mar a 800.

Si bien es casi de manual para los mendocinos, el camino a Chile registra este año un flujo de tránsito inédito con tres peculiaridades: el aumento del transporte de carga, los afamados tours de compras (sospechados por contrabando y falta de controles) y los nuevos turistas de Córdoba y Buenos Aires, atraídos por los precios baratos en malls y outlets.

“A la deficiencia de la ruta se suma que cuando tenés distintas velocidades e intereses de circulación, se producen adelantamientos y ritmos distintos. Hay una densidad de tránsito impresionante. La accidentalidad es multicausal”, explicó a este medio Héctor “Buddy” Roitman, presidente de la Asociación de Peritos Judiciales de Mendoza..

“La densidad se convierte en un problema. Como en un gas, las moléculas están muy lejanas unas de otras. Cuando las comprimís, se van calentando y aumenta la posibilidad de chocar unas con otras. En esta ruta de montaña, sin tramos de sobrepaso y distintos ritmos, todo puede terminar en un choque de frente”, sumó el especialista.

Además del pésimo estado de la ruta por el abandono del Estado y la falta de inversión, para Roitman hay cuatro principales factores que justifican por qué el corredor Argentina-Chile quedó a merced de las tragedias.

Uno, como ya se mencionó, la densidad actual de la ruta que es mayor a la que tuvo al momento de ser construida. “Tenemos que entender que hay un enorme tránsito en este momento, filas de cinco kilómetros en la Aduana. Si queremos decir que es nomás la culpa del camionero o la falta de controles, es decir, si analizamos el fenómeno a nivel individual, vamos a tener soluciones incompletas”, dijo Roitman.

En segundo lugar, el experto en seguridad vial mencionó la falta de carriles de sobrepaso en el lado argentino de la ruta, teniendo en cuenta lo angosta que es y las constantes curvas. Apenas existen sectores con sobrepaso habilitado en torno a Potrerillos, una localidad turística a 70 kilómetros de la ciudad de Mendoza.

“No tenemos ese tipo de solución en los tramos en donde hay 20 o 30 kilómetros seguidos de doble línea amarilla donde no se puede pasar a otro vehículo. Tenés una mezcla de velocidades e intereses: turistas, el que nunca manejó en la montaña, el que mira el Aconcagua, el señor del tour de compras que quiere llegar temprano y volver la misma noche a su casa, el camión con sobrecarga… No hay tramos donde se puedan descargar esas velocidades”, graficó Roitman, quien también postuló como solución el regreso de días u horarios diferenciados sólo para que circule el transporte de carga.

Según el mendocino, un tercer problema es la ausencia de controles por parte de las autoridades trasandinas: “Está faltando que la gente diga en algún momento: ‘me están mirando’. Con la digitalización y más cámaras, se puede seguir la ruta en un centro de monitoreo. Identificar las curvas y los tramos de peligro, usar lectores de patentes de vehículos y actuar”.

Por último, Roitman enumeró una menor conciencia de los camioneros novatos.

“Las exigencias para la licencia de conducir son mínimas. Un camionero viejo me decía que para 20.000 kg de carga, sufrías en la subida porque al motor lo reventabas y tenías una plena conciencia de lo que llevabas. Hoy, vas manejando el camión como un auto, sin sentir la carga. El problema no es al acelerar, sino al frenar con esa carga. Los conductores más jóvenes no tienen la expertise para controlar el vehículo en caso de emergencia”, agregó el entrevistado, además de ponderar la relación peso-potencia que ahora el gobierno de Mendoza busca priorizar con el uso de una báscula, un control normal en otros caminos.

¿Los chilenos manejan mejor que los argentinos? “En Chile tienen muchos controles. Los chilenos, por ejemplo, tienen muchísimo más claro que nosotros (argentinos) frenar ante el disco ‘Pare’. Nosotros tenemos discos ‘Pare’ despintados. Hay también una falta de educación vial. En general, el chileno ve el cartel y para, no lo piensa tanto como el argentino”, opinó Roitman.