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La administración de Javier Milei en Argentina ha impulsado una "desideologización" del aparato partidario kirchnerista en el Estado luego de la condena en segunda instancia contra Cristina Fernández de Kirchner por corrupción. Guillermo Francos, jefe del gabinete de Milei, confirmó la intención de demoler el edificio del ex Ministerio de Desarrollo Social, que alberga imágenes de Eva Perón, lo que generó el enojo del kirchnerismo. Cristina Kirchner criticó la medida, comparando a Milei con un "dictadorzuelo" y haciendo referencia a hechos históricos relacionados con el peronismo. La gestión de Milei busca neutralizar la propaganda política en espacios públicos, lo que ha llevado a la eliminación de símbolos peronistas, como bustos y murales de los Kirchner.

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El gobierno de Argentina avanzó fuerte con la supresión de imágenes partidarias, como bustos de Néstor Kirchner y hasta murales asociados al Partido Justicialista, justo en medio del eco por la condena de Cristina Fernández.

La administración de Javier Milei aceleró un proceso de “desideologización” del aparato partidario kirchnerista en distintos ámbitos del Estado argentino, unos días después de conocerse la condena en segunda instancia contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por delitos de corrupción. Ella, activa en la dialéctica tanto o más que el libertario, no tardó en apodar como “dictadorzuelo” al presidente libertario y compararse con la insurrección cívico-militar del peronismo que terminó en fusilamientos durante un gobierno de facto en 1956.

El enojo del kirchnerismo (y por extensión, del peronismo más duro) explotó cuando el jefe del gabinete de Milei, Guillermo Francos, confirmó las intenciones del Poder Ejecutivo para demoler el edificio donde funcionaba el ex Ministerio de Desarrollo Social, ubicado sobre la icónica avenida 9 de Julio en la Ciudad de Buenos Aires y que tiene dos imágenes gigantescas de Eva María Duarte de Perón (1919-1952).

Edificio Evita Perón en Buenos Aires.
Clarín (cedida).

El funcionario aseguró en radio Mitre que el edificio “está en muy malas condiciones” y “entorpece el tránsito dentro de una avenida troncal y central”, omitiendo lo que a nivel simbólico significa tener la imagen de una de las figuras principales del movimiento peronista. Es que, a pesar de que el inmueble de unos 29.000 m² existe desde 1936, los dos murales de “la Evita combativa” (uno por cada fachada) aparecieron recién en 2011 por un decreto firmado por la entonces mandataria Cristina Kirchner. Es decir, toda una obra de gestión partidaria.

La demolición del edificio con la imagen de Evita ya fue propuesta antes, en 2022, por el exlegislador porteño y exmarido de la modelo Carolina “Pampita” Ardohain, Roberto García Moritán, pero no prosperó. En aquel entonces, el empresario gastronómico había justificado su proyecto para desalentar los piquetes (cortes de calles) que las organizaciones sociales hacían a menudo, algo que desde la gestión de Milei dejó de ser constante. De todos modos, en décadas anteriores se habló de suprimir el edificio, pero más por su costo de mantención y el estorbo para el tránsito vehicular. Así lo quiso el fallecido Carlos Menem en 1995, por ejemplo.

Respecto al futuro del edificio, si no se derriba, se plantea la posibilidad de venderlo, otorgar el título de propiedad al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, construir casas o cerrarlo directamente.

Cristina se victimizó y acusó a Milei de ser un “dictadorzuelo”

A Cristina Fernández de Kirchner no le gustó nada la idea de hacer desaparecer a Evita de la avenida más famosa del país vecino, así que expresó su enojo con Milei a través de un audio enviado a un sindicato de trabajadores de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), organismo encargado de los planes sociales y las jubilaciones.

“Un gobierno que se dedica a cambiar nombres de edificios que otros inauguramos, de obras que otros construyeron y hasta dicen que quieren demoler el edificio del Ministerio de Desarrollo Social ahí en la 9 de Julio, para sacar las imágenes de Eva Perón. Como si esto bastara para sacarla del corazón de millones de argentinos. ¡Cuánta mediocridad, por Dios!”, manifestó la expresidenta condenada.

“Están casi a un pasito de que el pequeño dictadorzuelo (refiriéndose a Milei) firme otro decreto 4.161 como que se firmó en el 56, en la fusiladora y por el que se prohibía mencionar los nombres de Perón y de Eva o cantar la marcha. O también suprimir las imágenes o símbolos o expresiones, cualquiera sea el peronismo. Como si la historia pudiera suprimirse por decreto. ¿Increíble, no?”, cuestionó CFK.

El hecho histórico al que referenció es la sublevación cívico-militar peronista que encabezó el general Juan José Valle contra el gobierno de facto de Pedro Aramburu, que provocó una represión con fusilados y desaparecidos, gran parte retratada en “Operación masacre”, conocida novela testimonial del periodista Rodolfo Walsh.

Más allá de los cuestionamientos de Cristina Kirchner, el gobierno de Milei tiene claro que “los edificios públicos son de todos los argentinos” y, en particular a través de la gestión de la ministra de Desarrollo Social, Sandra Pettovello, es importante un “reordenamiento” de los espacios públicos para garantizar “la neutralidad partidaria y evitar la propaganda política”, y así respetar “la diversidad de los pensamientos”.

“Los objetos que no estén patrimoniados y no sean propiedad del Estado serán entregados a sus dueños, siempre que estos puedan demostrar la titularidad de los mismos”, aclaró la administración libertaria sobre el destino de la simbología partidaria en el Estado.

La motosierra a símbolos peronistas: bustos, murales y nombres asociados a Kirchner

“En los edificios públicos ya no se homenajean corruptos, ni saqueadores del Estado, ni líderes de asociaciones ilícitas”, aseguró el secretario de Prensa, Javier Lanari, a través de sus redes sociales cuando fotos y videos mostraban el retiro del busto del expresidente Néstor Kirchner en una oficina de Anses en el microcentro de Buenos Aires.

La decisión corrió por parte de la ministra Pettovello, quien así reforzó su objetivo de “deskirchnerizar” los sectores del Estado donde la militancia penetró fuerte entre 2003 y 2015 y, luego, entre 2019 y 2023. El monumento dedicado al exjefe de Estado fue llevado en una camioneta, alejado de cualquier chispa de épica.

Semanas atrás, el Centro Cultural Kirchner (CCK), ubicado en el barrio porteño de Retiro, también cambió de nombre y ahora es conocido como Palacio Libertad – Centro Cultural Domingo Faustino Sarmiento. Además del nuevo bautismo, los responsables del edificio quieren sumar un polo gastronómico y ampliar la oferta a otros eventos. De hecho, sectores K y de la Izquierda criticaron en septiembre el uso del lugar para una muestra que homenajeó el legado de Mickey Mouse, figura del imperio Disney.

El nombre del esposo fallecido de Cristina Fernández también desapareció del gasoducto homónimo (GNK), finalizado en la gestión actual pero iniciado en 2019 por Alberto Fernández. Por medio de la resolución 326/24 de la Secretaría de Energía, pasó a ser “Gasoducto Perito Francisco Pascasio Moreno”, como el famoso glaciar de Santa Cruz y honrando la memoria del naturalista y geógrafo de la generación liberal de 1880.

Si no era suficiente, el Gobierno retiró pósteres, murales, gigantografías y pegatinas de Evita Perón, los gremios peronistas y los Kirchner en distintas áreas del Estado.

En febrero de este año, la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien ejerce también como titular del Senado, ya había quitado otro busto de Néstor Kirchner ubicado en el Salón de las Provincias. Dijo entonces: “Lo sacamos porque no fue senador, no fue vicepresidente, no soy su viuda y aquí tiene que haber igualdad de todos los espacios”